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Mia

—El entrenador está hoy un poco raro, ¿no?—Ethan observaba a mi padre con los ojos fruncidos.

—¿Mi padre? Sí, lleva así desde que llegó a casa ayer—resoplé exasperada.

No sé qué le pasa...

—Está peor que el mío.

—Madre mía.

—Hablando de eso... Veo que las prácticas con él te han servido. Has mejorado mucho.

—¿Tú crees? A ver, no soy tan mala como antes pero no soy la mejor libero del mundo.

—No sé. Yo creo que eres muy buena.

No paniquees.

—¿A-Ah si? G-Gracias.

—No es nada. Solo digo lo que pienso.

Me sonrió.

No es una sonrisa maliciosa. Es muy dulce, de hecho.

—Bueno, voy a practicar los remates con Caleb. Te dejo.

—Vale. Buena suerte

—¡Gracias!

Entonces sentí dos presencias malignas detrás mía.

—Así que el capitán y tú...—escuché decir a Nao.

—¡Te lo dije! ¿Tú has visto la carita que ponen los dos cuando se miran? Parece que en cualquier momento van a comerse el morro.

—Chicas, os estoy oyendo.

—Ese era el objetivo, querida—Nao soltó una sonora carcajada.

—No me gusta Ethan.

Las dos pusieron la clásica cara de "no te creo" y yo suspiré.

—¿Entonces me vas a negar que es guapo?

—A ver no, pero...

—¿Y qué pasas la mayor parte del tiempo con él?

—A ver sí, pero...

—¿Y qué tartamudeas cada vez que te dice algo bonito?

—E-Eh pues...

—En mi pueblo eso es que te gusta...

—¡No! ¡Y calla que está al lado!

—Bueno Nao, creo que va siendo hora de que pongamos a esta chica a prueba, ¿no crees?

Naomi puso una sonrisa maliciosa y Nao hizo lo mismo.

—Ay no, ¿qué vais a hacer?

—Jugar voley, obvio.

Naomi le guiñó un ojo a Nao.

¿Qué están diciendo?

—Vale, vale... ¡Cuidado tía no te vayas a caer!—gritó.

—¿Pero de qué...?

No pude acabar la frase sin perder el equilibrio. Me había tropezado con algo.

Maldita Nao...

—¿Estás bien?

Abrí los ojos y lo primero que vi fue a Ethan.

Que asco. Esto parece sacado de una comedia romántica de las malas.

—Buena recepción, capitán—Naomi habló entre risas.

Nao parecía no poder respirar debido a la gracia que le causó el comentario.

—Sí, perdón. Culpa mía, Ethan.

—No pasa nada. ¿Seguro que estás bien?

—Sí, sí...

—No te caigas otra vez, ¿eh? Aunque en realidad... no me importaría atraparte de nuevo.

¡¿CÓMO HA DICHO?!

—Eres un i-idiota.

—¡Vamos, Mía! No era nada malo. Solo digo que si te caes yo estaré ahí para ti. En todos los sentidos.

Ella sonrió.

—No sé si yo podría atraparte a tiempo si te caes. No soy tan fuerte pero... en el otro sentido te daré todo mi apoyo.

—Me alegra contar contigo. Si sé que cuento con tu apoyo seguro que ganamos el partido.

—Si yo sé que cuento con el tuyo no fallaré ni una sola recepción.

—Eso espero. Dedícame una, anda.

—Lo haré. Y tú uno de esos saques, eh. Me lo debes.

—¿Creías que no lo haría? Que poca confianza tienes en mí.

—Solo me aseguro de que lo hagas...—susurró.

—Está bien. Tengo que irme. Si queremos tener posibilidades contra La Trinidad debemos seguir practicando.

—Haré lo mismo. Ethan

—¿Sí?

—Lo haréis genial.

—Gracias.

Fuera de juego, capitán (Capitanes #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora