Fiesta

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Floyd completamente embelesado no dejaba de acariciar la suave piel del vientre de su esposo bajo la bata al recostarlo de nuevo en la cama, este sonriendo sentía como aún las lágrimas seguían humedeciendo sus sonrojadas mejillas, todavía no podía creer que un pequeño ser crecía dentro suyo, un pequeño ser fruto de su gran amor. Tal era su emoción que sus labios solo esbozaban una radiante sonrisa sintiendo que las palabras de sincera alegría no salían, había enmudecido aún cuando tenía todos los más hermosos sentimientos explotar en su interior.

—Oye Gaviota kun... Deja de llorar y dime ¿Lo sientes? Porque yo no siento nada. —Floyd acercándose a su rostro pero sin dejar de acariciar su vientre le hablaba— Es tan pequeño ¿Verdad? Ya quiero que crezca y nazca para ver si se parece a mi.

—Debes ser paciente, crecerá a su ritmo y seguramente será hermoso si se parece a mon amour... —Rook dijo cuando finalmente pudo articular palabras, tomando su bello rostro entre sus manos lo acariciaba amoroso, rozando sus sonrientes labios no dejaba de ver su dulce gesto— ¿Estás feliz?

—Si mucho ¿No se me nota? Mi Gaviota kun me va a dar un alevin.

Dedicándole una sonrisa susurró sobre sus labios, mirándolo fijamente de repente sus ojos de nuevo se llenaron de lágrimas mientras mordía su labio inferior algo frustrado, como conteniendo algo que quería decir.

—¿Por qué me ves y lloras así? ¿Estás enojado?

—Yo... —Escondiendo su rostro en su regazo lloraba— No puedo imaginar estar sin ti... Hoy tuve tanto miedo de no verte más... Maldita gaviota ¿Por qué me haces sentir estas cosas?

—Oh mi querido delincuente... Que forma tan linda de decir que me amas con todo tu corazón.

—¡Yo no dije eso! —Levantando su rostro lloroso le gritó molesto mas lo único que sintió fue como sus labios fueron besados tiernamente pero con firmeza, sin poder evitarlo le correspondía de igual manera.

Ciertamente ambos habían pasado un mal momento, lleno de tensión y miedo al pensar que no volverían a verse, como si una vida al no estar cerca no tendría ningún sentido alguno, esa sensación de vacio que oprimió su pecho antes ahora era compensado con ese beso de sincero afecto que compartían. Segundos después se separaron, sin poder dejar de verse sonreían emocionados, porque a pesar del susto ahora disfrutaban de la alegría de que algo muy fuerte los unía.

—Ehh~~ Pero los bebés humanos nacen en nueve meses o algo así, eso es casi un año. ¿Tanto hay que esperar?

—Los meses pasarán rápido... Cuando menos lo pensemos tendremos a nuestro alevín en brazos...

Repentinamente el rubio al decir aquello cambió su gesto feliz por uno un poco preocupado, Floyd confundido no entendía el motivo de su cambio sin embargo cuando iba a preguntarle unos golpes en la puerta interrumpieron su celebración.

—Floyd abre la puerta necesito hablar contigo. —Era lo que Jade al otro lado de la puerta le pedía en un tono dulce que parecía demasiado sospechoso, haciendo sentir un escalofrio a su hermano.

—Deberías abrir seguramente está preocupado. —Rook le dijo animándolo a abrir la puerta. Floyd sacudió la cabeza negando la sugerencia— ¿Por qué no?

—Es que tal vez confesé sobre nuestro matrimonio hace un rato... Y él dijo que te mataría. Je...

—Oh ya veo... Pero no puede matar a quien le dará un hermoso sobrino ¿No?

—Vaya... Jade se enterará en un solo día que su hermanito querido se casó y tendrá un alevin. ¡Eso suena divertido, quiero ver su cara!

—Espera Floyd Kun... —Rook arrodillado en la cama, tomando su mano lo detenía cuando este se levantó.

Cazando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora