Tarde

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Al día siguiente, ese sábado por la tarde, Floyd apenas se despertaba del ajetreado desvelo junto a su hermano y Azul. Un poco malhumorado abría los ojos ante un llamado muy cercano a su oído.

—Floyd.... Recuerda que tienes unos asuntos que arreglar para Azul ahora, ya te dejé dormir lo suficiente no puedo seguir cubriéndote.

—Ahh pero tengo sueño, ustedes no me dejaron dormir anoche.

—¿Nosotros? ¿No será alguien más?

—No empieces... —Murmuró molesto entre un bostezo.

—Solo estoy molestando, mira te traje algo para que comas.

Floyd cambiaba su gesto molesto a uno emocionado al ver como su hermano le daba una charola con comida, hasta sintió que su estómago rugió de alegría así que empezó a comer ansioso.

—Floyd... Anoche no quise decir esto frente a Azul para no avergonzarte pero...

—¿Umm? —Balbuceó con la boca un poco llena, era irónico que dijera aquello cuando lo avergonzaron tanto horas atrás ¿Faltaba algo?

—¿Usas protección cuando tienes sexo?

Este movió su cabeza dando una respuesta negativa, sus deslices habían sido tan impulsivos que no pensó en ello en el momento.

—Que descuidado Floyd... Los rumores dicen que tu gaviota es algo promiscua deberías usar protección para que no te contagie algo.

—¿Uh? —Tragaba lo que comía para responderle— No es mi gaviota...

—¿Solo dirás eso?

—¿Qué más quieres que diga? Ehh~~ —Sonriente decía— Él no es mío.

—Mira te compré una caja de condones espero te duren algunos días.

Floyd notaba la sonrisa perversa de su hermano al dejar esa caja en la cama, siguió comiendo pero no pudo evitar pensar en su advertencia. ¿Ese idiota se acostaba con alguien más? ¿Tal vez no era el único para él? Sacudió la cabeza para evitar esos pensamientos que reflejaban celos. Minutos después  salía de Octavinelle para hacer su trabajo, todo desanimado caminó un poco hasta que alguien se le apareció de repente en frente deteniendo su andar.

—¡Floyd Kun! —Le llamaba con una gran sonrisa— ¡¿Por qué no has respondido mis mensajes?!

—No molestes... No estoy de humor.

—¿Qué sucede? —Le cuestionó conteniendo el abrazo que quería darle.

—Me obligan a trabajar cuando no quiero. Tengo sueño.

—¡Eres adorable! Eres como un niño grande... —Embelesado por su casi berrinchudo gesto decía mientras empezaron a caminar juntos— Mira cuando termines podemos ir a mi habitación y podrás dormir lo que quieras.

—¿Dormir? ¿Tú no quieres que vaya solo a dormir? Gaviota pervertida.

—Non, non, non... Yo quiero lo que tu quieras, mon amour. —Aclaró sonrojado.

—Deja de llamarme así ¿Y por qué me sigues?

—Quiero estar contigo... Tengo libre esta tarde así que te estaba esperando.

—¿Estuviste fuera del dormitorio?

—Oui... Desde el mediodía es que te extrañaba.

Floyd fruncía el ceño ante su descarada forma de expresar sus emociones, era vergonzoso solo oírlo, ver esa sonrisa, sentir el roce sutil de su mano a la suya al decir aquello. Menos ahora le comentaría que su hermano y Azul sabían de sus encuentros furtivos, seguramente lo malinterpretaría pensando que había algo más que sexo entre ellos.

Cazando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora