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Viernes 7 de Noviembre.

Este era el primer día oficial de la nueva rutina en la vida de la joven pareja de esposos que la tarde anterior había confirmado su compromiso matrimonial con el intercambio de anillos. Muy temprano ese viernes, Rook dejando la charola con el desayuno en el escritorio cercano a la cama se acercaba a su amado que seguía dormido entre las sábanas.

—Bonjour mon amour... — Susurró muy cerca de su oído para despertarlo.

—Ah gaviota kun, tengo sueño... —Entre dormido murmuró atrapándolo en un abrazo lo obligaba a recostarse a su lado bajo las sabanas desarregladas— Y tengo frío.

—Tienes frío porque estás desnudo.

—Necesito que mi gaviota me caliente.

—Oh la la! Floyd kun, no hagas esto... Debes ir a clases. —Sonrojado el rubio susurraba excitado al sentir como su cuerpo desnudo se restregaba al suyo en ese provocativo abrazo— Apenas tienes tiempo para asearte, vestirte y desayunar, ahora no...

—Casi siempre llego tarde a la primera hora... No importa. Quiero hacerlo.

—¿Hacerlo despacio?

Floyd con una traviesa sonrisa asentía con la cabeza afirmando su pregunta, Rook no pudo resistirse a la sensual mirada que su esposo le dedicó, uniendo sus labios a los suyos lo besaba lascivamente mientras sentía como su ropa era quitada.

—Floyd kun, ¿Te gustó hacerlo así?

—Debo acostumbrarme —Sonriendo pícaramente acariciaba la parte baja de su vientre a la vez que abría sus piernas para acomodarse entre ellas— Lo haré despacio solo para no lastimar a mi Alevín chan.

—Nuestro alevín chan.

Susurró antes de atrapar de nuevo sus labios en un profundo beso, ambos sonrientes se acariciaban aferrándose uno al cuerpo del otro en esa fría mañana pretendían darse calor. Poco después de ese jugueteo matutino de seducción el rubio se estremecía al sentir su interior invadido tan deliciosamente por la imponente virilidad de su joven amante que jadeante notaba como este cerraba los ojos con fuerza.

—Ehh Gaviota kun... ¿Estás bien? ¿Te duele?

—No, no es eso... —Murmuró entre jadeos al abrir los ojos parecían iluminarse al verlo— Estoy muy bien, empieza a moverte amor...

Con el respirar agitado empezaron el suave pero firme vaivén de caderas, ninguno dejaba de ver el rostro del otro al volverse uno solo. Se estaban adaptando a este nuevo estilo de vida sexual, un poco diferente a las desenfrenadas entregas que los llevaban al delirio, para Floyd era un poco difícil contenerse más cuando su miembro era estrujado de esa manera tan exquisita en ese ardiente interior.

—Gaviota kun... Haces gestos tan lindos y eróticos...

—Tú también... Eres tan hermoso.

Al hablar los dos sentían como sus respiraciones agitadas se mezclaban por la cercanía, ni siquiera el bullicio  de los chicos en el pasillo dirigiéndose a sus clases los desconcentraba de su embelesamiento, de esta fuerte atracción que era más que física. Unos pocos minutos pasaron cuando se veía a Rook cubrir su boca para que sus gemidos no se escaparan, aunque a veces era desvergonzado ahora podría morir de vergüenza si alguien lo escuchara gemir de esa manera. Sin intención de querer detenerlo sentía el roce lento de su erección en un punto de placer en su interior que lo hacía temblar, un exquisito masaje,  una adictiva tortura que junto a sus besos y caricias estremecían su piel, su ser entero. Pronto percibieron como el bullicio del exterior disminuía poco a poco alertando que todos se habían ido a clases, Floyd apartando sus manos de su boca obligaba que lo abrazara de nuevo.

Cazando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora