Planes

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Floyd en un fuerte suspiro contenía su molestia por el casi berrinche que su gaviota ese mediodía le hacía, al notar su mirada llorosa trataba de ponerse en su lugar, comprender lo difícil que le era quedarse quieto y alejarse de lo que le gustaba hacer de un día para el otro. Sabía que no era culpable de aquello pero no podía evitar sentirse responsable por su ahora estilo de vida.

—Gaviota enjaulada kun...

—No es gracioso —Dijo Rook con un puchero ante su llamado burlón— No estoy de humor.

—Ahh, tú siempre estás de buen humor... Mejor vamos a comer juntos. ¡Mira, mira traje el almuerzo! —Con una animada sonrisa decía mostrándole una canasta con el almuerzo, hasta el mismo se sorprendía de su actitud comprensiva acercándose lo abrazaba para calmarlo pero este solo lo empujó y le dedicó una mirada llena de enojo— ¿En serio? ¿Así vamos a empezar? 

Le reprochó sin embargo Rook no respondió, ni siquiera él mismo entendía hacer tan evidente su malhumor, amaba a Floyd y deseaba estar a su lado pero no quería olvidarse de quien era. Porque simplemente estar encerrado en una habitación no era lo suyo, tal vez solo extrañaba el laboratorio que era donde estuviera ahora de no ser por las cirscuntancias actuales o quizás solo necesitaba desquitar su frustración.

—Bien... Si quieres comer, hazlo —Diciendo aquello Floyd le entregaba la canasta con rudeza— Si quieres salir al mundo que te secuestren y te lastimen, hazlo. Has lo que te plaza no me importa.

—Floyd kun...

Le llamó pero este ignorándolo salía muy molesto de la habitación azotando la puerta a su paso, el rubio al quedarse solo se sentó sollozante en la cama empezando a comer ansioso ese delicioso almuerzo que su amado le había llevado. De un sobresalto se levantó de inmediato al oír la puerta abrirse, pensando que Floyd había regresado se secaba las lágrimas pero al ver que era Trey se decepcionó volviéndose a sentar.  

—Rook ¿Qué pasó? Vi a tu querido esposo en el pasillo con una mirada psicópata... Umm... Y ahora tú aquí llorando, supongo que se pelearon.  —Era lo que Trey decía acercándose le entregaba una bolsita de dulces— Anímate... Preparé estos dulces para mi sobrinito.

—Que buen tío número 2 eres, merci. —El rubio dijo con una forzada sonrisa mientras empezó a comer esos dulces a la vez que desahogaba su pesar de esa leve discusión con Floyd.

—Ya veo... Creo que es un gran detalle que trate de cuidarte cuando ni él mismo se cuida hasta te trajo el almuerzo, no deberías enojarte con él. La vida da giros repentinos y hay que adaptarse a ello. ¿Verdad?

—Trey kun es mi culpa que estés de nuevo en la escuela... Lo siento tanto. —Sollozante le decía recordando también la situación de su amigo— Si quieres puedes enojarte y desquitarte conmigo, lo entenderé si lo haces ahora.

—¿Cómo tú te desquitaste con Floyd?

—Yo no...

—Claro que si y es comprensible él te hizo ese bebé, el bebé que cambió y seguirá cambiando tu vida.

—¡Oh Trey kun la maldad de Jade kun te ha sido contagiada! ¿Por qué dices eso? Yo amo a Floyd kun y a nuestro bebé que hicimos juntos porque los dos lo concebimos.

—Eh, Jade no me ha contagiado nada además no he dicho que lo odies solo que es normal que estés un poco molesto con él pero mejor te diré algo para que cambies ese malhumor tuyo.

—Dime, no me gusta sentirme así, yo no soy así.

—No vine antes porque estuve arreglando unos asuntos, adivina quiénes podrán continuar sus prácticas en el laboratorio de Pomefiore mientras todos están en clase.

Cazando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora