Sorpresa

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Pasaron algunos días de aquella hermosa cita juntos, de ese nuevo inicio en su relación en el atardecer de ese domingo. Muy al contrario de Rook, Floyd trataba de no dar tanta seriedad al asunto, no le gustaba que le impusieran que hacer pero no se daba cuenta que poco a poco el rubio lo moldeaba para ser el novio ideal.

—Gaviota kun... ¿Qué haces? —Curioso Floyd cuestionó acercándose al rubio que en un asiento cercano al campo de educación física parecía leer algo, quitándole el sombrero jugueteaba con el mientras posaba sutil su cabeza sobre su hombro.

—Oh mon amour... Me dieron libre la última hora así que decidí leer un poco al aire libre.

—¿Y es coincidencia que sea cerca del campo donde yo estaba corriendo? —Agitado y sudoroso preguntó.

—Es el hilo rojo del destino que nos une y no importa donde estemos siempre nos encontraremos. Es hermoso ¿No crees?

—Ehh... Siempre dices cosas tan raras.

Murmuró el más joven con una sonrisa tonta, volviendo a poner el sombrero en su cabeza con fuerza al notar el sonrojo en sus mejillas por la cursileria de antes.

—Ahh Floyd kun... Vas a romper mi sombrero. —Murmuraba divertido sintiendo cerca su cuerpo percibía su aroma— Me encanta tu olor a sudor.

—Eso es asqueroso. Es solo sudor.

—Aunque siento algo de celos no ser yo quien lo provoca. —Sugerente susurró con una pícara sonrisa, Floyd entendió la insinuación, recordando así sus candentes sesiones de sexo.

—Que gaviota tan pervertida, debería cerrar ese pico tuyo.

—Non, non, non... Van a vernos.

Decía con fingida timidez tratando de apartarlo cuando en realidad deseaba ser besado, no en vano lo estaba provocando a propósito.

—¡Leech, vuelve a la fila! —Le regañaba en un grito el profesor Vargas al verlo jugar con el chico de tercer año a unos metros.

—¡Voy! —Le gritó también— Gaviota kun... Debo irme. ¿Nos vemos después?

—Claro que si, no olvides nuestro hilo rojo, mon chéri.

—Si, si... Debes ayudarme con la tarea, nos vemos en la biblioteca.

Rook sonreía al oírlo no le importaba si Floyd aprovechaba su noviazgo para obligarlo a hacer su tarea, era su fascinación tenerlo cerca y serle de ayuda le brindaba un sentido de felicidad que no había experimentado antes, era la convivencia juntos que disfrutaba y recordaría cuando estuviera lejos.

—¡Pececito dorado...! —Gritaba Floyd cuando volvía a la fila sacudiendo el cabello pelirrojo del lider de Heartslabyul— Eres tan pequeño que había olvidado que estaba aquí.

—¡Deja de llamarme así y apártate estás todo sudoroso! ¡Por eso odio cuando se junta mi clase con la tuya!

—Que pececito dorado tan gruñón... Ehh... Tú también estás sudado.

Jade que estaba en la misma clase de Riddle estaba a una distancia de ellos en la fila, sonriente miraba la escena pero notó algo que su hermano no, la mirada fija de Rook al verlo juguetear con el joven pelirrojo. Una hora después Floyd ya aseado aparecía en la biblioteca con su cuaderno de apuntes.

—Gaviota kun... —Era su manera de saludarlo cuando lo vio en una de las mesas esperándolo. Observando que no había nadie cerca, lo abrazaba por detrás.

—Floyd kun... No tengo mucho tiempo, empecemos de una vez.

—Si. —Murmuró ante ese frío saludo, le sorprendía un poco su actitud porque nunca era así— Eh... ¿Estás molesto?

Cazando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora