El cansancio cala hasta lo más profundo de mi cuerpo, me siento en unos de los taburetes de la barra y cruzo los brazos sobre esta misma para apoyar mi cabeza sobre ellos. Había empezado el turno de la tarde sabiendo que saldría antes de que comenzara la noche, pero la chica que iba a relevarme nunca llego así que el jefe me ofreció el triple si me quedaba a cubrir la noche. No puede decir que no, sobretodo porque mi jefe conoce a Bruce y no dudara en contarle sobre lo sucedido.
Odio este puto restaurante, el sueldo es bueno, pero no cubre todo el trabajo que hay que hacer. Las mañanas son tranquilas y solo hay que limpiar lo que quedo del desastre de la noche anterior, pero en las tardes empiezan a llegar más personas que no se retiran hasta bien entrada la madrugada luego de beber todo el alcohol que pueden. Es toda una noche de servir tragos y soportar a borrachos.
Me levanto para ir a buscar mis cosas y estoy a punto de caer ante el dolor en mis piernas, me sostengo de la barra unos segundos para seguir avanzando. Salgo del local y le entrego las llaves a mi jefe que está afuera fumando, el me observa de arriba abajo con una sonrisa burlesca.
—Puedes dejar este trabajo de mierda y entregar paquetes para mí como hace tu padre— propone Carlos dándole otra calada a su cigarro.
Acomodo el agarre en las muletas mientras lo observo lo mejor que puedo (son las tres de la mañana), es un hombre moreno como de cincuenta años con un negocio de drogas que poco a poco se va expandiendo a los alrededores del pueblo lo que le permite comprar propiedades como esta. Es amigo de mi padre desde que yo era pequeño y Bruce ha estado entregando para él cuando empezó con el negocio, siempre está visitándonos por lo tanto aprendí a convivir con él.
—No voy a entregar, Carlos— aclaro.
Emprendo camino hacia casa, pero él me detiene colocando una mano en mi hombro, lo observo cansado y el sonríe abiertamente.
—Te llevare, voy a ver cómo va la producción por allá y además parece que vas a desmayarte aquí mismo— acepto sin querer discutir.
Me subo a la camioneta negra, el camino es largo y silencioso cosa que agradezco ya que no estoy de humor para hablar. Estaciona a unos metros de los remolques y me entrega la paga, le agradezco antes de bajar del auto, camino unos metros cuando llevo mis dedos hacia mi nariz encontrando sangre. Aprieto con fuerza para detener el sangrado maldiciendo en voz alta, avanzo lentamente hacia mi remolque cuando siento a una persona posicionarse a mi lado.
—Estoy bien, Carlos— le digo con la voz estrangulada.
—Pues no lo parece— recalca, nos detenemos frente a la puerta de mi remolque y él toca la puerta repetidamente.
—¡Vas a despertarlo! — le siseo con horror.
Busco como puedo las llaves en mis bolsillos, pero es demasiado tarde, para cuando las consigo Bruce ya ha abierto la puerta de un tirón aun en bóxer.
—¡Me despertaste, niño! — grita con furia observándome.
—Hola, Bruce— saluda Carlos, mi padre queda desconcertado. Paso por el hueco que queda en la puerta dirigiéndome hacia la cocina por un poco de papel para tapar la hemorragia—. No creo que Axel este bien.
Bruce voltea a verme con una ceja arqueada cuando estoy sentándome en el mueble de la sala, me encojo de hombros.
—Él solo me siguió hasta aquí— explico.
—Estará bien, nos vemos mañana— habla de forma cortante mi padre antes de cerrar la puerta en la cara de Carlos. Se acerca a mi rápidamente y siquiera tengo tiempo de reaccionar antes de que aparte mi mano con fuerza, luego me suelta para desaparecer en el pasillo rumbo a su habitación.
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Hurt
Fiksi RemajaLa salud de Axel es inestable, por esto es enviado a los diecisiete a un internado de salud. El mismo al que ha asistido por cuatros extenuantes años. Este último año es decisivo para él pero siquiera ha puesto un pie dentro de la helada edificación...