El auto se estaciona frente a un portón, Camila baja a abrirlo. Los nervios hacen que mi cuerpo tiemble sin control alguno. La forma en que reaccionara Johanna ante mi presencia, me es totalmente desconocida. Tengo miedo de que mi hermana no me recuerde, tengo miedo de decepcionarla.
Soy una mierda. No puedo valerme por mi mismo en ningún momento. No puedo salir del oscuro hoyo depresivo en el que me encuentro. Soy miserable. La realidad es esa.
Bajo del auto y saco mis cosas de forma automática. Mi cabeza duele, las vendas parecen notarse debajo del suéter, no paro de temblar y las piernas no quieren sostenerme. Luis no pierde tiempo y se adentra a la enorme casa sin mirar atrás, la cual es linda y tradicional. En cambio, Camila se queda a mi lado fumando, estoy tardando y lo sé.
Trato de concentrarme en dar el primer paso hacia el camino de la puerta, pero no lo logro. Me sostengo a una columna intentando calmarme, fijo la mirada en la puerta de madera pesada la cual sigue moviéndose de un lado a otro. Doy otro paso y de pronto no puedo respirar.
—Ataque de pánico— susurro, cierro los ojos tratando de aliviar el dolor de cabeza.
— ¿Qué quieres que haga, niño? — pregunta Camila.
Su voz es extremadamente alta. Cubro mis oídos con las manos. Quiero gritar. Me siento morir. Trato de respirar calmadamente. No quiero verme más vulnerable porque sería la gota que colmará el vaso. Apoyo mi peso en las muletas y observo firmemente el perro que gruñe a mis pies.
Es pequeño y esponjoso. Me concentro en él, respiro pausadamente. Sigo temblando, pero no tanto como antes, el perro salta contra mis piernas, ¿preocupado?
— ¿Estas mejor? — sus brazos a los costados sin saber que hacer, pero muy cerca de mí.
Asiento. Su voz ya no es molesta y el sol no lastima mis ojos, me dirijo a la entrada con el perro a mi lado. Camila lo regaña un par de veces para que se vaya, pero no le hace caso. Ella abre la puerta dejando ver el caos. Afianzo el agarre en las muletas y paso. Camila me deja solo en la entrada.
Personas vienen y van, ordenado y decorando. La casa es grande por dentro, la decoración es de estilo antiguo, sin embargo, ahora solo hay decoraciones de fiesta.
Charlotte está en el medio de todo gritando ordenes exageradamente. Se ve bien, no como cuando estaba con mi padre. Parece libre y feliz entre su familia. Lleva un overol y una camisa con diseños extraños, esta descalza y su cabello caoba sujeto firmemente en una cola.
Es intimidante. Tengo que hablar con ella si quiero quedarme aquí, pero estoy aterrado, tengo miedo de lo que diga. De que me deje en ridículo frente a todas estas personas que no conozco y que me eche. No tengo a donde ir, considerando que Bruce no quiere verme hasta julio. Es todo o nada.
Ojalá Camila sepa manejar, pienso mientras me acerco a Charlotte. El pequeño perro corretea entre sus piernas y salta otra vez en las mías pidiendo que lo levante. Toqueteo su cabeza y suelta un ladrido. Charlotte voltea a verlo.
— ¡Johanna! ¡Si no quieres que tu perro se lastime, cuídalo! — grita y luego alza la vista.
Me topo con su mirada furiosa. Retrocedo, asustado. Ella me escanea con la mirada.
—Hola, Charlotte— trato de sonar seguro, pero fallo.
— ¿Qué carajos haces aquí? ¿Cómo llegaste? — me recrimina. Toma mi brazo con fuerza y me arrastra hacia otra habitación. Hago una mueca de dolor.
El barullo se detiene y todos nos observan.
—Yo lo traje, hija— sale a defenderme Camila. Seca sus manos en el delantal y la aparta de mí.
![](https://img.wattpad.com/cover/219264059-288-k235117.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Hurt
Ficção AdolescenteLa salud de Axel es inestable, por esto es enviado a los diecisiete a un internado de salud. El mismo al que ha asistido por cuatros extenuantes años. Este último año es decisivo para él pero siquiera ha puesto un pie dentro de la helada edificación...