Capítulo 36

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Iniciamos el descenso por unas escaleras a un lado de la carretera de tierra, observo sorprendida la gran cantidad de remolques ante nosotros organizados por todo el campo. Un grupo de niños pasan corriendo a nuestro lado cuando nos adentramos entre los hogares y desaparecen en una de las esquinas aun así puedo escuchar sus risas, felices a pesar de ir descalzos. Una señora que tiende su ropa en las cuerdas nos desea buenos días, antes de cruzar en una de las esquinas un grupo de chicos salen de un remolque sin hablar entre si y se separan hacia diferentes direcciones.

El ambiente es un poco triste pero más activo que el centro. Leslie se adelanta y toca la puerta de un remolque, la pintura blanca que lo cubre deja ver parchos grises de la anterior pintada, la puerta se ve estable y las ventanas todas con las cortinas abajo. Pude reconocer la ropa de Axel colgada en la cuerda junta a otra de hombre.

—¿Y si no está? — pregunta Isak observando su alrededor con desconfianza.

—Lo esperamos, volverá en algún momento— se encoge de hombros y vuelve a golpear con sus nudillos.

Por el rabillo del ojo veo como dos chicos caminan a nuestra derecha cargando una gran caja, estoy segura que su contenido no se trata de ningún electrodoméstico.

—¡Voy a almorzar! ¡Terminen de bajar todo! — una voz grave se escucha cerca.

Un hombre se detiene frente a nosotros, es alto y de cabello castaño al igual que sus ojos, sus rasgos se asemejan mucho a los de Axel. Nos observa fijamente, rasca su barba de algunos días y lleva nuevamente el cigarro a sus labios. Solo quiero golpearlo en la cara por todo lo que ha hecho en contra de Axel, de hecho, estoy a punto de hacerlo cuando Leslie me detiene y pide que espere.

—Hola, señor Ferrara. Soy Leslie Baker, ¿me recuerda? — pregunta tanteando el terreno.

El hombre aparta sus ojos de mi con una risa burlesca, alrededor de él hay una oscuridad tan grande que puedo ver como se extiende a los remolques. Bruce observa atentamente a mi amiga, para mi sorpresa sin ningún gesto de perversión, y asiente con molestia.

—Eres conocida de Axel, ¿cierto?

Lleva su gran mano a su espalda e Isak inmediatamente se sitúa frente a nosotras en posición defensiva ocultándonos a su espalda, el hombre hace tintinear el manojo de llaves que ha sacado de su bolsillo en alto, pero el sueco no baja la guardia. Bruce nos pasa por un lado para abrir la puerta del remolque y entra sin más, Leslie alienta a Isak a pasar, pero este parece tan tenso que no se mueve. Mientras mi amiga trata de calmarlo yo sigo los pasos de aquel hombre repugnante.

—Estamos aquí por Axel, ¿sabe dónde está? — hablo al encontrarme en el pequeño comedor.

De hecho, hay poco espacio para moverse, frente a la puerta hay una mesa, a mi izquierda hay una habitación cerrada y otra que imagino que es el baño, otro cuarto mucho más pequeño al frte y a mi derecha un sillón de dos plazas pegado a la pared y la cocina. El lugar es realmente pequeño. Bruce está en la cocina calentando una comida que hace mi estómago gruñir a pesar de haber desayunado.

—Ni idea, pero dejo el almuerzo listo así que salió no hace mucho— se encoge de hombros.

La pareja entra en la casa sin cerrar la puerta, imagino que debido a la claustrofobia de Isak. Bruce encendió el televisor el cual transmitía una presentación de algún campeonato de fútbol y se posiciono en la silla junto a la mesa para comer. Sin saber muy bien que hacer me senté en el mueble y los demás hicieron lo mismo, aun sentía furia por todo lo que había hecho este malnacido, pero esperaría a Axel y tal vez su padre me contara como es que termino en el hospital.

—¿Cree que Axel tarde mucho? — cuestiona Isak apretujado en el mueble y muy ansioso.

El hombre no separo sus ojos cafés del televisor.

HurtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora