Tomo el tazón con la ensalada para pasárselo a Maia, la cual lo recibe un poco distraída por estar totalmente enfrascada en lo que cuenta su hermana. Observo atentamente a Thalia a mi lado mientras como la exquisita comida que hizo la señora Cambar.
—... De pequeñas hacíamos muchas locuras, casi nunca salíamos impunes, pero eso nunca nos detuvo— asegura mi novia con una sonrisa finalizando así su relato.
Maia ríe al observar el ceño fruncido de su madre.
—Les daban muchos problemas estas chicas ¿cierto, señora Cambar? — pregunto tratando de sacarle algo de conversación.
Sara asiente con una sonrisa antes de terminar de masticar.
—Que no te engañe su dulzura, estas niñas son capaces de sacar de quicio a cualquiera. Una vez hicieron una torre de sillas en la sala para bajar la lámpara porque necesitaban más luz en el fuerte que construyeron en la habitación de Thalia— cuenta ella para empezar a recoger poco a poco todo.
Rio a carcajadas mientras que las chicas permanecen sonrojadas
—No era tan mala idea— susurra bajito Maia.
—Dios, dame paciencia— exclama con fervor la madre.
Me levanto para ayudar a recoger la mesa sin importarme las negativas que recibo porque: "el invitado debe de ser atendido". Ordenamos todo rápidamente y antes de darme cuenta estamos viendo en la sala una película, inútilmente traté de acercarme a mi novia, pero su madre me dirigió hacia el único sofá individual en el cual tuve que quedarme. La película es, para mi sorpresa, de ciencia ficción, aunque las hermanas Cambar parecen muy emocionadas por ello. Al terminar el filme voy a acostarme al cuarto de invitados. La casa tiene un estilo muy colonial, pero sin perder los toques modernos, es pequeña pero confortable y sus paredes relatan historias a por descubrir.
Estoy a punto de dormirme cuando tocan la puerta. Gruño alto, me obligo a levantarme para abrirla y en cuanto lo hago Thalia entra rápidamente.
—¿Quieres que tu madre me asesine mientras duermo? — cuestiono cerrando la entrada.
Se sienta en la cama y palmea el sitio a su lado, la observo fijamente sin confiar en sus acciones. En esta habitación simple Thalia resalta con su pijama que cuenta con unos shorts cortos y una camiseta holgada dejando a la vista sus hermosas y largas piernas. Hago lo que ella me pide en silencio, entrelazo su mano con la mía y beso su cabeza.
—Fueron muchas operaciones, ¿no? — cuestiona pasando su mano por la piel de mi rodilla—. Jamás me había fijado.
Suspiro, observo su mano acariciar cada una de las cicatrices de operaciones a su alcance. No me gusta utilizar shorts por esto mismo. Thalia se sube a mi regazo y nos besamos poco a poco subiendo el ritmo, paso mis manos debajo de su camisa y así acariciar la piel de su espalda, ella empuja mis hombros haciéndonos recostar completamente en la cama. Más pronto que tarde cuela una de sus manos debajo de mi jersey directo a mi abdomen.
Carajo.
La aparto con toda la fuerza de voluntad que tengo rompiendo el beso con un chasquido.
—Estamos en tu casa, Thalia— le recuerdo. Ella asiente y se acuesta a mi lado.
Nuestras respiraciones aceleradas poco a poco se van calmando y el único contacto que mantenemos es un abrazo. Luego de un largo tiempo me encuentro obligándome a no dormirme, pero estoy realmente casado.
—Axel— me llama una voz desconocida.
Despierto sobresaltado encontrándome de frente con Maia la cual parece apenada.
ESTÁS LEYENDO
Hurt
Novela JuvenilLa salud de Axel es inestable, por esto es enviado a los diecisiete a un internado de salud. El mismo al que ha asistido por cuatros extenuantes años. Este último año es decisivo para él pero siquiera ha puesto un pie dentro de la helada edificación...