Hurt

Capítulo 2

La puerta de la habitación es abierta bruscamente, Axel se despierta de golpe. Su cuerpo se relaja en cuanto reconoce en el umbral a Cameron y una enfermera.

-Hola, Axel- dice la señora.

-Hola.

Se sienta en la cama con dificultad. La mujer le entrega una pastilla a Cameron y espera hasta que este se la toma, cuando lo hace él se sienta en el escritorio y toma un libro, a pesar de que rara vez se le ve leyendo. La enfermera está hablando, pero Axel la ignora.

Se encuentra mareado y cree que es por dormir durante tantas horas. El fin de semana ha permanecido en vela con pensamientos rondando sin cesar en su cabeza. Arregla su cabello café en busca que este se muestre meramente ordenado.

- ¿Qué hora es? - cuestiona con la voz ronca.

La enfermera y el paciente dirigen su mirada a Axel, extrañez tintando sus facciones.

-Las siete y media.

Maldice. Ha dormido mucho, normalmente sus horas de sueño se limitan a cinco. Se salto el almuerzo y la cena, además de la bienvenida de la directora. No le da importancia al hecho de que nadie haya percatado su ausencia, sobre todo porque suele suceder. Trata de levantarse y como supuso, sus piernas están débiles por haber estado tanto tiempo sin moverse. Axel alcanza las muletas y con ellas se levanta lentamente.

-Has dormido mucho, tuve que venir a revisar si habías muerto- bromea Cameron.

-Imbécil. Voy al comedor ¿quieres algo? - el niega. Cualquier excusa que ayude a Axel a salir de allí es válida.

Antes de irse una mano se ancla a su brazo deteniéndole el paso.

-No has comido nada, ¿cierto? - cuestiona la enfermera.

No responde.

- ¡Dios! El primer día siempre es lo mismo- sigue sin soltarlo, en cambio aprieta el agarre aún más.

Axel suelta un quejido por lo bajo que es pasado por alto por ella, pero no por Cameron, quien voltea a verlo, pero no emite ningún comentario.

-Estoy bien. No tengo apetito.

- ¡No, no lo estás! ¡Vienes conmigo! ¡Y tú! - señala al pelirrojo con su largo dedo-No vas a salir de aquí, van a monitorearte.

Salen de allí y ella lo obliga a caminar a su lado. La mujer esta echa una furia y a él le cuesta seguirle el ritmo.

-Vigilen a Meller- ordena a los enfermeros del puesto de vigilancia.

Se dirigen al edificio central. Hay pocas personas afuera, Axel presume que tal vez muchos estén preparándose para la fiesta de bienvenida de las chicas.

-Vas a cenar y luego iremos con tu psiquiatra.

-No hace falta...- trata de evitarlo.

-Iras de igual manera, Ferrara.

Ella lo arrastra hasta el comedor, pasan un buen rato ahí. Axel tiene hambre, pero no pueden darle los medicamentos con el estómago vacío. Se estremece inconscientemente. No los quiere, los primeros días con las medicinas lo vuelven confuso.

Come un poco lo suficiente para no morir de hambre, sin embargo, la enfermera permanece a su lado ejerciendo presión Están completamente solos, el único sonido es el de sus uñas repiqueteando contra la mesa y el cubierto moviendo la comida de un extremo del plato al otro. El cocinero se fue hace rato, espantado por el aura de la otra mujer. A los enfermeros se les conoce por ser, en su mayoría, despiadados y sin sentimientos.

-Eso no es suficiente- se coloca de pie y cruza las puertas.

Axel no pierde tiempo y se levanta apresurado, toma las muletas y emprende camino al bosque. Piensa que será un buen refugio mientras las aguas se calman. En cuanto cruza la puerta un frío gélido lo envuelve, cierra su chaqueta. La luz débil reflejada por la luna deja ver metros de césped del patio ahora completamente desierto. A lo lejos visualiza la cerca y el hueco recién hecho en ella, todos los años los alumnos lo abren para poder pasar, sin embargo, si se avanza durante un kilometro te toparas con el gran acantilado que rodea al internado por lo tanto es imposible escapar. Supone que por ello los directivos hacen de vista gorda.