13. El cómic de la paz

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-Georgia-

La voz se me quebró antes de terminar y sentí el escozor de las lágrimas en los ojos. Había bloqueado aquel recuerdo hasta olvidar cuánto dolía. Jamás le había contado a nadie nada de aquello, ni siquiera a Belle.

Pero ahora, acababa de contarlo. ¡Y a quién había elegido para hacerlo! Acababa de revelar mi recuerdo más doloroso al chico que más me detestaba del colegio. Y con eso, le había dado un arma para destrozarme emocionalmente si quería. Podría reírse de mí, podría contarlo a todo el mundo y señalarme como la "niñita de papá", y yo no podría impedirlo.

Me limpié los ojos y esperé la reacción de Freddy, preparada para acorazarme y responder con violencia ante la menor señal de burla por su parte. Pero él solo asintió con expresión reflexiva, como si analizase la situación.

Pues es una putada, lo siento por ti.

La barbilla me tembló por un segundo y tuve que contenerme para no echarme a llorar, esta vez de alivio. Freddy no solo no se había burlado, sino que había mostrado comprensión. No la compasión almibarada e hipócrita que tuvimos que aguantar de mucha gente de nuestro círculo cuando ocurrió el divorcio, y después lo de papá; sino pura y simple comprensión. Él entendía que toda aquella situación era una mierda, y punto. Nada de racionalizarlo, nada de edulcorarlo. Era la única reacción que yo había deseado encontrar en los demás sin conseguirlo, hasta ahora. Y, casualidades de la vida, había sido por parte del "Tarado".

Tal vez no era tan imbécil como yo había creído siempre.

¿Estás bien? preguntó, y me pareció detectar cierta calidez en su voz. Yo asentí rápidamente, apreté los labios y me limpié otra vez los ojos. ¿Quieres ver mi colección?

Claro, por qué no sonreí. Él me devolvió la sonrisa, pero enseguida desvió la vista, nervioso; y se levantó. Yo le imité.

Por desgracia, aquí solo tengo un par de cosas, por razones de espacio. La mayor parte de ella la tengo en un, mmm... "almacén privado", pero te puedo enseñar lo que tengo aquí; y si quieres, más adelante puedo traerte otras cosas del almacén.

De nuevo volvía a hablar con esa verborrea de enteradillo que yo detestaba, pero en esta ocasión no me molestó tanto como solía, ahora que empezaba a verle bajo una nueva luz.

No te preocupes.

Eso es una réplica de un BatarangSeñaló el objeto metálico que brillaba en la estantería, incluso en la semi penumbra del cuarto. Está muy afilado, podría matarte con él. Vio la cara que ponía, y añadió: Es un ejemplo, no es que vaya... bueno, ya sabes.

Parándome junto a él, observé el objeto con interés.

Una vez más, deberías cuidar mejor tus cosas. Está empezando a oxidarse por ahí. Apunté con el dedo a uno de los extremos puntiagudos de un lado, que mostraba un color rojizo oscuro.

Freddy se inclinó un poco hacia mí, para susurrarme algo al oído. Su cálido aliento cosquilleó en mi oreja, haciéndome estremecer; aunque pareció no darse cuenta.

Te contaré un secreto. Su voz se oía misteriosa y emocionada a la vez. Eso no es óxido... es sangre.

Love and war (Shazam!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora