32. Una rosa con otro nombre

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-Belle-

Acabaron las clases matutinas y yo ya podía dar toda la mañana por perdida. Me la había pasado en las nubes, recordando todo lo que había estado investigando el día anterior sobre el Capitán Marvel y recreándome en mis recuerdos del vídeo, y también en lo ocurrido el sábado anterior cuando me salvó en la Torre WHIZ.

A la hora de la comida, los pasillos del colegio se llenaron de estudiantes que iban en dirección al comedor. Muchos de ellos se apresuraban para tomar los primeros puestos en la cola de la comida, y así poder elegir los platos y postres más apetecibles antes de que se acabasen. La rutina de todos los días en el Fawcett.

Nosotros cuatro también nos dirigimos hacia allí. Sin embargo, ese día acabé quedándome atrás sin que ni mi hermana ni mis amigos, ni yo misma nos diéramos cuenta. La comida no me interesaba, apenas tenía hambre. Solo quería volver a ver el vídeo, una y otra vez.

Con el móvil en la mano, al igual que uno de esos adolescentes zombies que suelen ponerse como ejemplo de la adicción a las tecnologías, atravesé el pasillo sin mirar nada más que la pantalla, donde había vuelto a reproducir el vídeo por... ni recordaba cuántas veces lo había visto ya.

Con el trasiego del resto de estudiantes, seguía habiendo tanto ruido como siempre y, ahora que no tenía los audífonos de Billy, no podía escuchar la preciosa voz del Capitán Marvel (lo cual era una lástima), pero eso tampoco me detenía. Sus palabras se me habían grabado como a fuego, y sabía lo que decía en cada momento, como si le estuviera leyendo los labios. Pese a la cantidad de veces que lo había visto, seguía emocionándome como una niñita al llegar a la parte del mensaje que me había dedicado.

Al ir caminando sin mirar ni prestar atención, era inevitable que me acabase chocando con alguien. Al verle acompañado de Burke Breyer, tragué saliva al darme cuenta de que la espalda contra la que me había chocado era nada menos que la de su hermano Brett.

"Qué mala pata", resoplé para mis adentros.

—Eh, imbécil, ¿por qué no miras por dónde...? —comenzó este con gesto airado, pero al girarse y verme, cambió radicalmente su actitud—. Ah, Belle Sinclair...

—Per-perdona, Brett. Iba distraída y no te vi. —Traté de seguir mi camino, pero él aprovechó para ponerse a caminar a mi lado, observándome con melifluo interés:

—No te preocupes, ¿cómo has estado? —Rodeó mi cintura con un brazo, pese a mi intento de esquivarle.

—Bien —murmuré escuetamente, algo encogida ante su contacto.

No me gustaba Brett Breyer. Recordé que al conocerle, me había parecido lindo; pero cada vez que nos encontrábamos tenía la molesta manía de tocarme sin permiso, sobre todo si me pillaba sola y no estaban Georgia o Billy para decirle nada. No era en plan indecoroso ni se acercaba a ninguna zona "comprometida", por lo que no quería crear problemas quejándome, pero de todas formas seguía sintiéndome incómoda.

—¿Qué mirabas? —inquirió, quitándome el móvil antes de que pudiese evitarlo.

—¡Oye! —protesté, pero él no pareció escucharme y echó un vistazo a la pantalla.

—El Capitán Marvel, ¿eh? Parece que es el tema de moda hoy —comentó, señalando a otros chicos en el pasillo que estaban observando sus móviles, presumiblemente viendo el mismo vídeo que yo.

—"Capitán Marvel"... qué nombre más cursi —añadió Burke con una mueca despectiva, junto a nosotros—. Suena a personaje antigualla de cómic. Me gustaba más "Ciclón Rojo".

Love and war (Shazam!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora