46. Grito de libertad

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-Belle-

Papá tenía razón cuando nos dijo que nuestros relojes estaban programados para ayudarnos a controlar los poderes rápidamente, porque cuando me concentré, pude imitar a mi hermana y en apenas unos minutos recorrí  volando los kilómetros que separaban nuestra casa en las afueras del centro de la ciudad. Casi no podía ver nada, porque iba a tal velocidad que lo pasaba todo antes de que mis ojos lo registrasen, en una especie de "efecto túnel".

Por fin conseguí llegar al Ayuntamiento, pero de nuevo me fue imposible frenar y estuve a punto de chocar contra la estatua de William Penn en la aguja de la torre superior del edificio. Lo cual habría sido una lástima, porque apenas el año anterior había sido recién restaurada después de que perdiera la cabeza en no sé qué extraño fenómeno atmosférico (*).

Conseguí esquivarla a tiempo, pero en cambio me llevé por delante buena parte de la cornisa de uno de los edificios colindantes. Entré en pánico y me esforcé para desviar el cascote más grande para que no cayera sobre la gente de la calle, mientras oía las cínicas carcajadas de Georgia algo más arriba.

—¡Perdiste! ¡Noob! —me gritó burlona, colocándose la mano sobre la frente para formar con sus dedos la "L" de "Loser".

⚡⚡⚡

Unos minutos después, las dos estábamos sentadas sobre la cornisa que yo había destrozado, aunque en uno de los lados donde todavía quedaba ladrillo. Por suerte, por lo que yo había visto, parecía un edificio de oficinas y no había nadie a aquellas horas. Yo empezaba a encontrarme cada vez más cómoda incluso a aquella altura, algo extraordinario. ¿Había sido siempre una cuestión psicológica, y saber que podía volar había acabado del todo con mi terror a las alturas?

—Deberíamos ponernos nombres clave —comentó Georgia, como si reflexionara en voz alta.

Era una buena idea. No podíamos ir llamándonos a gritos con nuestros nombres auténticos mientras fuéramos volando por ahí.

—¿Tienes algo pensado?

Ella se encogió de hombros.

—La mayoría de superhéroes y villanos de cómic son bautizados con algún nombre relativo a sus poderes. En mi caso, si mi poder especial son las ilusiones, duh... podría ser... ilusión, ilusionismo, imágenes... espejismo... ¡Eso es! —Alzó la voz, entusiasta—. Mi nombre en clave será Mirage

Mirage... ¿quieres decir, "espejismo"?

—Exacto. —Para subrayar su idea, hizo aparecer como una decena de fuegos fatuos que empezaron a titilar girando en torno a nosotras dos, para convertirse después en esqueletos danzarines de Halloween, formados con luz azulada. La escena era muy curiosa y hasta me sacó una sonrisa, pero enseguida Georgia agitó su mano con impaciencia y todo se desvaneció—. Así es como me llamaré. Faltas tú, pero no podemos pensar en un nombre para ti hasta que sepamos tu poder especial. ¿Vas a tardar mucho en manifestarlo?

—¿Cómo quieres que lo sepa?

Mi hermana resopló, desalentada: incluso ella entendía que ese tipo de cosas no se podían forzar. Pero mientras, estábamos allí, con la ciudad a nuestros pies, y el poder del vuelo, la superfuerza y la hipervelocidad a nuestra disposición; y no se nos ocurría qué hacer con ellos.

—¿Probamos algo realmente divertido? —preguntó Georgia, y los ojos se le iluminaron al sugerir—. Podemos intentar... robar un banco.

—¡¿Quéee?! —No podía creer lo que estaba oyendo—. Estarás de broma, ¿verdad?

Love and war (Shazam!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora