48. Cissie y Max

318 16 307
                                    

¿Cómo debió de sentirse Adán cuando, al despertar de un profundo sueño, vio junto a él a Eva? Al ver a aquella mujer desconocida, pero que era, a todas luces, alguien como él, su complementaria, su igual... alguien destinada a ser su compañera, a acabar con su soledad.

Sorprendido, confuso, incrédulo... maravillado.

Algo parecido a como se sintió el Capitán Marvel al ver por primera vez a aquella joven mujer, sentada en lo alto de aquella aguja del One Liberty Place, y contemplando la ciudad con ojos soñadores.

Pero, a la vez, se sintió inquieto y desconfiado.

¿Una metahumana allí? Porque estaba claro que era una metahumana con el poder del vuelo; de lo contrario no estaría allí subida tan campante, a casi trescientos metros del suelo.

Bueno, aparecían metahumanos nuevos todos los días, por todas partes. Eso no era lo raro.

Lo raro era cómo iba vestida.

Su traje era una copia bastante lograda del traje de Mary cuando era Lady Marvel, pero en color dorado. Y la capa, los detalles y el emblema del rayo en el pecho eran negros, a diferencia de los suyos propios y de los del resto de miembros de la Liga Relámpago.

¿Esas diferencias significaban algo?

"Yo no compartí el poder del Mago con nadie más... al menos, que recuerde", se dijo.

La mujer aún no se había dado cuenta de su presencia. Balanceaba las piernas sobre su asiento con la mirada perdida en la centelleante panorámica de la ciudad, y sonreía. Había algo extraño, familiar, en aquella sonrisa.

"He visto a esa mujer antes", pensó el Capitán. "Pero no recuerdo cuándo, ni dónde".

Mientras ella contemplaba fascinada la ciudad, él la contemplaba fascinado a ella

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mientras ella contemplaba fascinada la ciudad, él la contemplaba fascinado a ella. Era tan bella, con sus dulces facciones, los ojos radiantes de entusiasmo y aquella melena de suaves ondas, uno o dos tonos más claros que su traje. Toda ella resplandecía, solo su capa y el rayo de su pecho aportaban algo de oscuridad al conjunto.

Como si un ángel hubiera descendido del cielo para obsequiarle con su cálida luz, en aquella fría noche de diciembre.

El Capitán no se movió de donde estaba. Casi no se atrevía ni a respirar, como si temiera que todo aquello fuera una visión, y que si la mujer se percataba de que estaba allí, se rompería alguna especie de hechizo y la visión se desvanecería. No se dio cuenta de que había empezado a nevar, apenas notaba el frío de los copos sobre su piel.

La joven sí lo hizo. Parpadeó cuando un cristal de nieve le cayó en la nariz, y con una risita estiró la mano para alcanzar más copos. Con cierta vacilación, se deslizó desde su asiento hacia fuera, quedando suspendida en el aire (confirmando que efectivamente era una voladora); si bien al Capitán le pareció que se tambaleaba un poco, como si le faltase estabilidad.

Love and war (Shazam!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora