Love and war (Shazam!)

39. Una brecha insalvable

"No... no puede ser..."

Billy no daba crédito a lo que acababa de oír. Sí, de seguro sus oídos debían estar engañándole.

"Estoy enamorada del Capitán Marvel..."

Su cerebro había entrado en cortocircuito, asolado por la tormenta de caos, consternación y otras confusas emociones que habían desatado las palabras de Belle.

Ya había alucinado bastante un rato antes, cuando ella le había confesado que había deseado besarle. Bueno, no a él, al Capitán Marvel.

Que era él mismo, pero ella no podía saberlo.

El caso era que si se había puesto tan nervioso y había huido de allí, era porque había sido él quien había estado a punto de besarla a ella. Se había apartado en el último segundo, no sin un gran esfuerzo de por medio; y desde luego no se había dado cuenta en absoluto de que ella le habría correspondido.

Y ahora, esto...

—¿Por qué me miras así? —Ella parecía dolida—. ¿Qué tiene de malo lo que acabo de decir?

"Vamos, Billy, reacciona".

──Na-nada, pero...

──...Tendría que haberme quedado callada —musitó la muchacha con voz avergonzada, y siguió bajando las escaleras.

—Belle... —Trató de detenerla tomándola del brazo como antes, pero esta vez ella se soltó:

—¡No, olvídalo! Haz como si no hubiese dicho nada.

¡Como si fuera tan fácil!

—Oye, lo siento. No quería ofenderte, solo que... me ha tomado por sorpresa.

—Olvídalo —repitió ella y añadió, sin mirarle a los ojos—. De verdad te agradezco todas las molestias que te has tomado para organizarme este encuentro con él, pero no me gusta que me juzguen.

—¡No te estoy juzgando! —se defendió—. Es solo que... que...

—Oye, ya sé lo que estás pensando. —Aquel comentario de ella le dio ganas de soltar la carcajada más irónica del mundo.

—Buf... yo creo que no.

—Estás pensando que es un adulto, que me dobla la edad, que es un famoso, y que es un superhéroe. —Se fue señalando los dedos mientras enumeraba cada cosa, como marcando items en una lista imaginaria de obstáculos—. ¿Crees que no soy consciente de todo eso? ¡Ya sé que nunca va a pasar nada entre nosotros, que él siempre me verá como una más de sus fans! Pero me da igual... —Suspiró con desaliento—. Eso no cambia lo que siento por él.

—Pero... ¡pero apenas le conoces! Solo le has visto dos veces, no sabes nada de él...

—Sé que es bondadoso, amable y divertido. Sus poderes podrían haberlo convertido en un tirano, pero es tan humano como tú y como yo. —Billy tragó saliva al oír aquello—. Y creo que pese a su fama y esos poderes y pese a tener un grupo entero de compañeros, en el fondo, una parte de él se siente muy solo.

Él bajó la vista, incómodo. Durante los últimos dos años, se había considerado muy feliz, con su misión de superhéroe y su familia. Habitualmente no notaba que le faltase nada, pero a veces... a veces sí lo sentía. La responsabilidad que implicaba ser el Campeón del Mago, el Elegido, era abrumadora, por mucho que tuviera a sus hermanos para compartir en parte su carga con ellos. Y Belle había sido capaz de adivinarlo tras una breve conversación.

—Seguro que todo esto te parece un capricho infantil, ¿verdad?

—No es eso, es solo que... —No sabía qué decir.