"Esperanza"

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1 de noviembre, 12: 25 pm

SAM MCQUAID...

Poco a poco voy abriendo mis ojos. Mi cabeza duele, siento que va a explotar.

Una vez abro mis ojos, miro a mi alrededor.

¿Donde estoy?

Me encuentro en una habitación que no reconozco, entonces visualizo a mi madre en un pequeño sillón en la esquina de la habitación.

—¿M-mamá?— Pregunto con un hilo de voz. Mi madre rápidamente se pone de pie al ver que he despertado.

—¡Oh, mi amor! — Dice con lagrimas en sus ojos, pero no logro comprender que paso —Tenia mucho miedo que no despertaras— Continua ¿Que paso? Me pregunto a si misma pero no logro recordar.

—¿Donde estamos?— Le pregunto a mi madre que no ha dejado de llorar.

—En el hospital, mi cielo. Luego del accidente lo....

—¿Accidente?— Pregunto confundida. Mi madre solo me mira de una manera extraña, veo como ahora empieza a llorar mas fuerte.

—¿No recuerdas?— ¿recordar que?

—No.

Un fuerte mareo hace que cierre los ojos, mi cabeza empieza a doler mucho mas intenso que antes...
Una tanda de recuerdos me aturde. Entonces recuerdo todo.

Lucas, Klaus, Theo. Todos los recuerdos de aquella noche llegan a mi.

Siento como gruesas lagrimas bajan por mis mejillas, mi corazón duele.

¿Y los demás? ¿Están bien?

—¿Como esta Katie?— Le pregunto a mi madre, la cual abre su boca, pero no me contesta.

—Bien— dice, pero se que me oculta algo mas.

—Dime la verdad— Le pido entre lágrimas, es mejor de una vez.

—Katie estaba embarazada— Mi mundo se detiene. Un mini Alex, mi interior se mueve con violencia por la pequeña emoción, pero mi felicidad se acaba, cuando proceso la palabra "Estaba''

—¿Como que ''estaba''?— Miedo puro entra a mi sistema, por la respuesta que obtendré.

—El accidente provoco un aborto, no se pudo hacer nada— Una nueva tanda de lagrimas baja por mis mejillas.

Katie debe de estar destrozada.

—¿Y los demás?— Un mal presentimiento se instala en mi pecho.

—Nicolas, esta bien. No sufrió nada grave, hoy en la mañana le dieron de alta— Mi cuerpo se relaja por la noticia.

—¿Y Lucas, y Alex?— Pregunto. Mi pecho empieza a doler, cuando veo como mi madre baja su mirada al suelo.

—Es complicado— Mi madre excusa.

—¿Complicado como?— Por favor, por favor que estén bien, pido para mis adentros.

Un espeso silencio se instala entre nosotras. Mi madre no dice nada solo me mira.

Pasan unos largos y tortuosos minutos hasta que obtengo repuesta.

—La condición de Lucas es critica— Mi corazón se para por un micro segundo.

—¿Critica?— Pregunto confundida. Mi madre exhala ruidosamente, hasta que vuelve hablar.

—Se encuentra en coma, cariño.

No puedo pensar con claridad, mi mente se nubla, mi respiración se hace inestable, mi pulso se acelera y mi pecho duele, duele tanto que deseo sacar el órgano vital que palpita dentro de este.

No, no, no... Esto no puede estar pasando, por favor que sea solo una broma, una muy mala broma.

—¿Y Alex..?— Pregunto, por que ya no soporto este presentimiento.

—Cariño, lo siento tanto...— Empiezo a llorar, mis ojos empiezan arder —Pero Alex, se ha ido.

Mi cuerpo se congela, siento como un dolor que hace mucho no
experimentaba llega a mi cuerpo -desde la muerte de mi abuelo- Mi mete es invadida, por imágene y recuerdos, todos aquellos que alguna vez vivimos.

Alex, mi mejor amigo, mi hermano de otra madre, se ha ido. Y en su lugar ha dejado un espacio lleno de dolor.

—Es-eso...no puede ser verdad— Digo con un hilo de voz, aun tengo la esperanza de que esto sea una broma muy pesada.

Tengo la esperanza de que Alex entre por esa puerta y me diga "No seas tonta, jamás te abandonaría. Es solo una broma" Pero no lo hizo, pasaron segundos, minutos, horas y Alex nunca entro.


[....]

Cuando al fin logro calmarme un poco, cuando por fin la lagrimas cesan un poco, le pido a mi madre que me deje ver a Lucas, necesito verlo, saber que esta bien.

Mi madre indecisa me lo permitió.
Y aquí me encuentro frente a la puerta de su habitación. Si tener el valor suficiente para entrar.

Tomo una respiración profunda.

—Ya— Le aviso a mi madre, la cual abre la puerta para mi y me introduce dentro. Estoy en una silla de ruedas, ya que no puedo hacer esfuerzo.

Mi corazón se parte al ver a Lucas en la camilla. Su cuerpo se encuentra conectado a maquinas para poder sobrevivir.

Su rostro tiene moretones por todos lados. Nuevas lagrimas amenazan en salir, pero me obligo a contenerlas aun no es momento de llorar.

—Si necesitas algo, solo llámame— Mi madre dice antes de salir por la puerta y cerrarla, dejándome sola.

Un gran silencio se instala en la habitación, no se que decir, no se que decirle.

—Hola— Digo con un hilo de voz. Decepción se instala en mi pecho, tenia la pequeña esperanza de que abriera sus lindos ojos y me saludara.

Una pequeña lagrima baja por mi mejilla.

Empujo las ruedas de mi silla y me acerco a Lucas. Cuando estoy lo suficiente cerca tomo su mano, la cual se encuentra fría.

Mi pecho se encoje al ver lo vulnerable que se encuentra.

—Necesito que seas fuerte— Pido, tengo la ilusión de que pueda oírme, de que sepa que estoy aquí con el, que siempre lo estaré —No tengo idea de si me escuchas o no, pero necesito que seas fuerte por los dos— la lágrimas hace que deje de hablar —Por favor, Lucas lucha, se que puedes, tu eres un guerrero, el cual aun tiene que batallar en mas guerras— Las lagrimas ahora son incontrolables.
Quiero decirle tantas cosas, pero no puedo, no tengo las palabras suficientes para decirlas.

—Puede que pienses que no te quiero, pero si lo hago y mucho. Me duele saber que no puedo corresponder tu amor— Mis propias palabras duelen, jamás pensé sufrir tanto como ahora.

La muerte de Alex es algo que me duele, que me hace querer dejar de luchar, pero se que el desearía que sea fuerte y salga a delante, por mi, por el, por nosotros.

—Quédate— Le pido a Lucas —Te necesito, porque tu me entiendes, porque eres importante para mi... Lucas te lo ruego, despierta, ¡tu puedes!— Y entonces sucedió, al principio pensé que fue parte de mi imaginación, pero la segunda vez solo me lo confirmo. La mano de Lucas la cual tengo sujeta hizo un pequeño movimiento.

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      ¡Arriba la esperanza, abuelita! 

Por siempre tuya, DOCKA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora