SAM MCQUAID...
Un espeso silencio se instala luego de que los chicos me explican todo.
Ya todo tiene sentido…El porque solo había dos oficiales en la estación cuando fui a traer mi auto, ya que si el plan salía mal, solo a ellos dos culparían. Un poco injusto la verdad.
También el porqué Ka estaba tan nerviosa y en silencio. Sabía que estaba pasando algo pero lo ignoré.
También me explicaron que la idea la tuvieron todos juntos y que mi padre los apoyó y mandó a comprar el auto falso que hicieron pasar por el que mi abuelo me había dado.Un vacío se centra en mi pecho. No quiero llorar, la culpa no fue mía el que me robaran el auto. Pero eso no quita las ganas de llorar que tengo.
Soy la peor nieta de todas...—Nena... No llores— Lucas me envuelve en sus brazos cuando se percata que mis ojos sean cristalizados. Quiero ser fuerte y no llorar.
Pero es que ese auto era especial para mi abuelo y para mi... Era nuestra unión ya que él no se encuentra en este mundo. Con su auto me sentía unida a él de cierta manera.
—Era lo único que me recordaba a él— Digo mientras una lágrima traicionera se desliza por mi mejilla.
—Sam, los recuerdos siempre los llevamos con nosotros, en nuestro corazón. No existe cosa material que sea más fuerte que los recuerdos que guardas en tu interior— Nicolas dice dándome ánimos. Sé que lo que dice es real pero eso no impide que me sienta mal.
—Lo sé, pero...— No puedo terminar lo que iba a decir ya que mi celular empieza a sonar.
Con los dedos temblorosos tomó el aparato. El nombre de Dominick se ve reflejado en la pantalla.
Algo extraño entra a mi sistema.
Sin pensarlo mucho desvió la llamada, lo menos que se me antoja en estos momentos es hablar con Dominick.Pasan varios segundos más y otra llamada vuelve a entrar.
—¿Quién es?— Nicolas preguntó con confusión. Desvió la llamada una vez más.
—Nadie— Digo restándole importancia, una nueva llamada entra a mi celular y nuevamente la vuelvo a desviar.
—Pues al parecer ese "nadie" está muy urgente— Katie dice con un tono divertido a si que no puedo evitar sonreir.
Mi celular vuelve a sonar y por un instante considero la idea de apagar mi celular para que me deje de joder, pero mando mi orgullo a lo mas lejos de mi sistema.
—Voy a contestar— Digo mientras me pongo de pie y me alejo de los chicos.
—¿Qué quieres?— Contesto la llamada con mala gana.
—¿Sam?— La voz de Dominick suena al otro lado de la línea. Se escucha ¿ebrio?
—Si— Digo fastidiada.
—¿Cómo estás?— Pregunta como si nada.
—Omitamos lo formal, dime de una puñetera vez ¿que quieres?— Digo con irritación.
—Q-quiero que nos ve-veamos— Dice. No me pasa desapercibido con se escucha... parece inestable, herido, nada parecido a la última vez.
—¡Jodete!— Escupo con irritación y guiada por mis impulsos finalizó la llamada.
Estoy apunto de encaminarme a donde los chicos se encuentran pero mi celular empieza a vibrar una vez más.
—¿Qué?— Digo presa de la irritación.
—Por favor, Sam...quiero decirte algo— Dominick habla al otro lado de la llamada.
—Pues dímelo de una vez— Digo con la voz un poco enronquecida por las emociones.

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Por siempre tuya, DOCKA
Roman pour AdolescentsEn un mundo donde el poder y el dinero es el pase a la felicidad. Donde todo gira alrededor de tu cartera. Donde todo es un mundo perfecto para aquellos con suficiente poder. Pero alguien quiere acabar eso. Quiere que todos sean iguales. Que no exis...