Capítulo Treinta y Seis

5.7K 749 135
                                    

Miró una vez más con impaciencia el reloj, estaba a dos horas de que empezara la ceremonia y apenas estaban terminando de arreglarlo a petición de Mina que alegaba que su sucesor no podría ir, así como si nada.

Tenía que imponer respeto, o al menos eso fue lo que dijo su mamá, sin embargo, en estos momentos estaba odiando eso, porque aún no encontraba a Namjoon y la dirección que le dieron no era segura.

Pronto entraría en un colapso si la omega que lo estaba arreglando no apuraba las manos.

—Estas listo —Dijo ella con una sonrisa— Te ves realmente hermoso.

—Si, Si, gracias —Se levantó de la silla dispuesto a irse, pero cuando sus ojos chocaron con un espejo quedo anonadado.

¿Ese era él?

Traía un elegante traje rojo que resaltaba su Morena piel, sus ojos se veían profundos gracias a la sombra que le pusieron y su cabello castaño solo era el complemento ideal para todo aquello.

Enserio se veía hermoso.

Lástima que no vaya a haber boda para poder lucir aquello.

—Muchas gracias —tomó su teléfono y salió de ahí.

Estaba a nada de iniciar la ceremonia y no podía seguir perdiendo el tiempo si es que quería llegar, por eso corrió a su automóvil.

Tenía que encontrar a Kim Namjoon si o si; aceleró todo lo que pudo y fue directamente a la dirección dada.

Aunque el camino le trajo diferentes recuerdos al pasar por ciertos lugares a los que fue con Jungkook. Todo esto y la extraña sensación de familiaridad estaban haciendo tantas cosas en él.

Se estaba volviendo débil...

—Mierda, concéntrate —Se abofeteó mentalmente— no puedes estar flaqueando ahora.

No podía hacerlo, Jin dependía de él por lo que iba a hacer todo lo posible por tener a su amigo a salvo.

No era por la vieja deuda que tenía con él, agradecía que SeokJin haya sido un apoyo en todas las situaciones donde su vida se puso de cabeza, pero no era esa la razón por la que ahora conducía como lunático.

La razón era muy sencilla, SeokJin era su familia, lo quería tanto que no estaba dispuesto a abandonar a uno de los suyos cuando más lo necesitaba.

Quizá lo hizo en el pasado, pero ahora ya no tenía dieciocho años, maduro y aprendió de sus errores, quería corregir todo y este era su momento.

Cuando divisó la pequeña casa casi suelta una sonrisa involuntaria, así que se bajó de su automóvil y antes de tocar comprobó la hora en el reloj.

13:56.

Mierda, esperaba que si estuviera aquí porque de otra forma no habría manera de buscarlo y llegar a tiempo.

Con paranoia tocó el timbre y espero hasta que la puerta fue abierta, aunque casi grita de frustración al ver que no era el Alfa sino una anciana.

—Buenas tardes —Dijo ella mirándolo de pies a cabeza— ¿Se le ofrece algo?

—Buscó a Kim Namjoon ¿Se encuentra?

—Oh ¿tú eres aquel omega de clase que se va a casar hoy? —Ella lo miró mal— ¿Qué haces aquí? Vete, ya lo lastimaste mucho.

Al parecer la señora no planeaba decirle nada y si le decía que era amigo del omega y planeaba llevar a Kim a impedir la boda de Jin, menos le iba a decir.

Por eso tenía que entrar en actuación.

—¡No! ¡No entiende! —Gritó y se llevó las manos al rostro— Estoy aquí por él, deje todo para venir con él, déjeme verlo por favor.

Dukalli KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora