Capítulo 32

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Me desperté en una habitación oscura, al principio creí que estaba soñando pero me di cuenta que no, inspeccioné el lugar y todo estaba vacío, estaba amarrada de los brazos y piernas así que me era difícil moverme y decidí que no haría esfuerzo para no lastimar al bebé, mientras buscaba una manera de escapar de la puerta se abrió y dejó entrar a una figura nada extraña para mi.

—Luis —dije molesta.

—Hola preciosa, al parecer me reconoces —respondió burlándose.

—¿Que haces aquí? Deberías estar pudriéndote en la cárcel. —hablé escupiendo las palabras.

—Pues ves que no es así, aquí estoy, libre como el viento y listo para escapar junto con todas mis prostitutas incluyéndote. —dijo examinándome —Y veo que no estás sola. —habló señalando mi vientre.

Oh no, ni crea que va a ponerle un dedo encima a mi bebé.

—No me toques, y tampoco toques a mi bebé o te arrepentirás.

—A mi no me dicen lo que tengo que hacer o no, así que compórtate si no quieres que te vaya mal.

Narra Christopher

Manejé por toda la carretera, sabía muy bien donde se encontraba Corina, le había puesto un aparato en forma de pin que me indicaba el lugar, y justamente estoy manejando hacia allá. Llegué y bajé del auto encontrándome con nada, no había nada, solo estaba el aparato tirado en la acera, y no había ni rastro de ella, ¡MALDITO PSICÓPATA! Grité con todas mis fuerzas golpeando el auto, traté de tranquilizarme, la encontraría, claro que lo haría, él no se iba a salir con la suya, encontraría a Corina y a mi hijo, y los rescataré para llevármelos muy lejos de aquí y vivir una vida feliz.

Conocidos por el sexo | Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora