Dos semanas después
—No quiero —negué.
—Tienes que hacerlo, te pago por hacerlo —me dijo Luís.
—No me vas a obligar.
—Claro que si —dijo y me llevó al cuarto donde me esperaba un chico.
Luis nos dejó solo, pero antes se aseguró de que el cuarto esté con seguro y se fue.
—¿Joel, no?
—Si —responde él.
—Mira, quiero que te quede claro que no me acostaré contigo.
—Y yo quiero que te quede claro que si lo harás. —dijo y me tiró a la cama.
Yo intenté escapar pero él me sujetó de las piernas, de los cuales amarró con una soga.
—Suéltame —grité tratando de quitarme las cuerdas pero ers inútil.
—No —dijo burlón.
—¿Me vas a violar?
—Eso es justo lo que haré —dijo lamiéndose los labios y desvistiéndose.
Cuando estuvo completamente desnudo comenzó a desnudarme, me dejó sin nada que me cubra y me penetró, no era cariñoso, y ni siquiera había jugado con mi cuerpo, sólo me penetró y ya.
Joel me desamarró y me vestí rápidamente, salí de ese cuarto y me dirigí fuera del bar, necesitaba aire fresco, me senté en un tronco a mirar las estrellas cuando siento que alguien se sienta a mi lado.
—Hola. —Marcos me saludó.
—Hola, ¿que haces aquí?
—Te vi con cara triste y quise venir a ver que te sucedía, ¿estás bien?
—No —dije suspirando.
—¿Que te sucede?
—No es nada.
—Vamos cuéntame.
—Esta bien... llegué a trabajar aquí solo por diversión, quería buscar a alguien que me quitara la virginidad, pero ahora necesito pero ahora necesito dejar este lugar, ya no quiero tener sexo solo porque me pagan, pensé que sería bueno pero hoy me violaron sin necesidad de que yo acepte. —dije suspirando.
—No se que decirte, simplemente las cosas pasan y no se puede regresar el tiempo.
—Ser virgen quedó en el pasado, ahora sólo quiero salir de este bar.
—No puedes hacerlo, te metiste en esto y ya no tienes escapatoria.
—¡¿Es que no lo entiendes?! Ya no quiero tener sexo.
—Las decisiones mal tomadas traen consecuencias, Owens. —dijo y me dejó sola.
—Nada ni nadie me va a obligar a hacer algo que no quiero —susurro para mi misma y entro al bar.
ESTÁS LEYENDO
Conocidos por el sexo | Christopher Vélez
Roman d'amourCorina Owens no era la típica chica normal, a ella le gustaban cosas diferentes, a comparación de sus amigos, tenía la mente más avanzada, o tal vez se debía a que era huérfana de madre. Al cumplir los dieciocho ya no le importa nada más que dejar d...