Salí de mi casa y me dirigí al bar, mientras íbamos manejando pensaba en como reaccionaría mi padre, lo más probable es que tenga que escapar junto con Corina, debería haberme preparado mejor, pero ya no puedo echarme atrás, llegué al bar y entré directamente a la oficina de mi padre, lo encontré con un cigarrillo en su mano y sentado en su silla con las piernas sobre su escritorio, respiré hondo y me acerqué a él con paso seguro.
—Padre, necesitamos hablar.
—Siéntate —hice caso a las palabras de mi padre y tomé asiento frente a él. —¿Que deseas?
—Vine a decirte que Corina Owens ya no trabaja más aquí.
—¡¿QUE?! —gritó levantándose bruscamente a la vez que golpeaba y hacia sonar su puño en el escritorio —Eso es imposible, ella no puede dejar el trabajo así como si nada. —continuó tratando de respirar para calmarse —Ya se, tú le metiste esa idea en la cabeza, MALDITO —dijo acercándose peligrosamente a mi.
Sujetándome fuertemente de la camisa quitándome un poco la respiración.
—¡SUÉLTAME! —grité y me solté bruscamente —Si, es cierto, yo la ayudé, ella no quería estar un día más aquí, esto es un maldito infierno, ¿como es posible que obliguen a una chica para que se acueste con todos los hombres que quieren sexo? Esto es un bar, compréndelo.
—Hijo, te voy a decir un secreto, y escúchame bien —dijo con una sonrisa sarcástica en su rostro —Esto no es un maldito bar, es un prostíbulo.
ESTÁS LEYENDO
Conocidos por el sexo | Christopher Vélez
RomantikCorina Owens no era la típica chica normal, a ella le gustaban cosas diferentes, a comparación de sus amigos, tenía la mente más avanzada, o tal vez se debía a que era huérfana de madre. Al cumplir los dieciocho ya no le importa nada más que dejar d...