IV. Porque las personas cambian

89 15 0
                                    

N/A: Todo lo que esté escrito en este tipo de letra serán recuerdos, sueños o cosas del pasado.


-


¡¿Acaso no pensaste en detenerlo?!

—Lo hice, intenté hablar con el y convencerlo —su voz se quebraba más a cada palabra.

Si claro, con tu frialdad seguro fuiste la mejor ayuda— soltó con sarcasmo

—Jungkook, sabes que no es así.

¿Y crees que voy a creerte?
Te odio, a ti y a tu estúpido comportamiento. ¡Te odió!
—Se dió la vuelta rápidamente y pudo ver cómo se alejaba.

Esas palabras se clavaban como agujas en su piel. La lluvia caía sobre ambos rostro.

—¡Jungkook, espera! —corría detrás de él, pero no lograba alcanzarlo. Su cuerpo se sentía cansado y demasiado pesado —No te vayas por favor, solo escúchame. No me dejes.

El seguía avanzando a pesar de los gritos.

Ese brillo cegador de nuevo frente a el, ese brillo que de no haberlo visto todo hubiera sido diferente.

—¡Jungkook!

Su vista se volvió borrosa y su respiración pesada.

De nuevo ese sueño, pensó que todo había acabado y que no sucedería más.

—Taehyung, ¿estás bien? —escuchó a su madre desde el otro lado de la puerta, antes de esta ser abierta dejando a la vista el rostro preocupado de la mujer.

Ya no podía responder, un nudo se hizo en su garganta y esa extraña sensación en su pecho y estómago creció, aquella que lo había acompañado casi a diario.

La mujer se acercó de inmediato hacia su hijo y se inclinó para tocar su frente, comprobando que su temperatura no era la normal.

—¡Tienes fiebre! —ahora estaba todavía más preocupada—. Voy por por el termómetro y una toalla húmeda—se fue rápido y lo dejó solo en esa habitación.

El chico llevo su mano hasta la frente y mejillas, y verificó que lo que decía su madre era verdad, efectivamente tenía algo de fiebre. No estaba sudando, pero lo había hecho al parecer, ya que su espalda y pecho se sentían húmedos.

Su madre solía preocuparse mucho, a menudo por cosas demasiado pequeñas como un corte en el dedo con una hoja de papel. Ella solía preguntar cinco veces al día a sus hijos como se encontraban, insistía en citas con el médico para chequeos generales con más frecuencia de lo que debería ser habitual.

Así que había sido un gran problema para ella cuando su hijo mayor le había informado sobre la oportunidad de ir a estudiar a Londres y ocupar el tal buen puesto de trabajo que le ofrecían por su excelencia. Todos los días le llamaba preguntando si había dormido bien, si estaba comiendo lo suficiente y recordándole que si no se acostumbraba a ese lugar nuevo, podía volver a casa sin ninguna pena ya que a ella le encantaría recibirlo.

Mucha gente le decía que debía dejar de preocuparse tanto, que ambos hijos ya eran grandes y se sabían cuidar bastante bien. Tenían razón, pero solo la familia sabía lo que había detrás de esa preocupación excesiva. Cualquiera se preocuparía si hubiera tenido un hijo adolescente y...

Era difícil ver cómo los hijos crecen, eso era todo.

El dolor en su cabeza se hizo presente junto con las ganas de vomitar.

Su madre ya había regresado con lo que había dicho, le puso el termómetro en la boca y después de un tiempo lo removió y revisó.

¡Treinta y nueve grados!

Ni siquiera me sentía tan mal, pero marcaba treinta y nueve grados. La falta de sueño seguro había sido la responsable y tal vez una que otra cosa más.

Era apenas el segundo día y ya había tenido que faltar.

Al menos no se encontraría con Jungkook, de verdad no tenía el suficiente buen humor y la fuerza para eso.

Sus padres trabajan hasta tarde, eso hizo que tuviera que quedarse solo en casa mientras tanto. Era aburrido quedarse y más con este dolor de cabeza, si pudiera ir a la escuela siquiera se podría quejar los estúpidos maestros y los ignorantes de sus compañeros de clase.

Ni siquiera podía conciliar el sueño, se levanto de la cama quedando sentado en ella. El día está nublado y frío, se sentía tranquilo, mejor que en el último mes.

El cabello estaba desordenado, lo que hacía que cayera por su cara y quedara frente a e aquel mechón blanco con el que había nacido.

Era una condición llamada poliosis, hacía que un mechón del cabello hubiera sido blanco al nacer.

A veces quería que desapareciera, le recuerda demasiado a el.

Me gusta. Es bonito.

Es molesto, resalta demasiado tener el cabello negro y un solo mechón blanco.

Es bonito. Me gustaría tener lo mismo que tú. Yo solo tengo el cabello negro, me gustaría ser rubio, ningún otro chico en la escuela tiene el cabello así, incluso seria feliz de tener el cabello totalmente blanco.

Sigo pensando que es molesto, tu eres molesto —dijo volviendo a leer sin prestarle atención a Jungkook.

Es bonito. Y tú Tae, tu eres raro.

Gracias, pero dí mi nombre completo.

De nada —soltó con una gran sonrisa que se contagió al contrario también.

—¿Cuando te irás? —cambió el tema de la nada.

¿A que te refieres? No voy a ninguna parte.

Porque las personas cambian, no puedes esperar que todo el tiempo permanezcan junto a ti, tampoco puedes esperar que nunca te lleguen a odiar.

Pero... abrió la boca varías veces par hablar, pero supuse no encontraba un argumento bueno Yo me quedaré contigo, no hay posibilidad de que te odie, así que tú si lo puedes esperar.

Me puedes odiar si quieres, está bien. Solo no te hagas daño, y tampoco permitas que yo te haga daño.

Todavía Tenemos Que Pedir PerdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora