XIX. Puedo verlo

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——Pero yo quiero ir también —pidió desde la cama dónde estaba acostado.

——Estás enfermo, afuera hace demasiado frío y además se nota que estás cansado.

——Ya me siento mejor —se excusó aunque tres estornudos que causaron escalofríos por todo su cuerpo vinieron después de decir eso.

——Tu tos no me dice lo mismo. En unos días puedes ir con nosotros, cuando estés mejor, si tus padres saben que te dejé ir con nosotros a la montaña a pesar de estar enfermó me van a dar el sermón de mi vida.

——Está bien —suspiró dando una sonrisa derrotada mirando su regazo.

Habían planeado un viaje a la montaña para ese día, pero Jungkook había tenido fiebre un día antes y se había sentido tan mal que lo mejor sería quedarse en la cama y descansar.

——Recuerda tomar la medicina y volveremos en unas horas.

——Ya, ustedes dos —entró a la habitación de su hermano con una taza que contenía té de manzanilla—. Me van a dar diabetes por tanta miel. El no va a morir ni nada, siempre se ha enfermando desde chiquito.

——¡Oye! —reprochó a su hermano por lo que había dicho.

——Vamos antes de que se nos haga tarde. Descansa Jungkook —salió de la habitación dando una despedida agitando la mano.

——Cuida bien a Tae, no olvides que es tu cuñado —le gritó antes de escuchar la puerta ser abierta.

——Yo lo cuido —prometió antes de salir.

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——¿Qué haces ahí? Todavía tenemos que subir más —dijo mirando que el chico se detenía y se acercaba a un acantilado que estaba cerca del camino.

——Taehyung, ¿De verdad quieres a Jungkook? —Se quedó muy cerca de la orilla, casi rozando las puntas de sus botas, mientras le daba la espalda al contrario, mirando no hacia abajo, sino hacia las montañas lejanas.

——Tan repentino —atinó a decir—. Lo quiero, lo digo en serio. ¿Por qué la pregunta justo ahora?

——Parece que no podré cuidarte como le prometí a mi hermano —soltó una risa agria y con ella una lágrima también se dejó salir, tenía miedo pero no por él mismo.

——Yeonjun, ¿Qué haces?

Sus nervios se hacían más grandes en cuanto el chico de espaldas a el, se acercaba cada vez más a la orilla del acantilado, haciendo que casi la mitad de sus zapatos quedarán al aire.

——Esto no es divertido, deja de hacer esto. Ven aquí, por favor.

——Te quiero pedir perdón por esto, no tienes porqué verlo, tampoco tenías que estar aquí. Pero tú eras la única persona en la cual podía confiar, porque tú nunca me detendrías. Así que por favor, ayuda a Jungkook a ser feliz después de esto. Puedo verlo cada vez que te mira, lo cuidé durante tanto tiempo pero creo que no me necesita ahora, ahora te tiene a ti para cuidarlo.

——Yeonjun... Solo ven conmigo, vamos de regreso. —Daba pasos inseguros, con las rodillas temblando hacia al frente, temiendo que cualquier movimiento pudiera ser castigado.

——Necesito hacer esto, ya no puedo, Taehyung. Resistí tanto porque Jungkook era demasiado pequeño.

——Podemos resolver esto, las cosas estarán bien. Solo háblalo conmigo, con tu madre o con alguien más, no tienes que guardarlo, solo ven aquí.

——Taehyung, de verdad necesito hacer esto —sé giró hacia él con una mirada de seguridad, diciendo que estaba bien y que el no podía hacer nada porque ya lo había decidido hace mucho tiempo—. Ya casi son las seis —miró su muñeca donde estaba el reloj negro—. Dile a Jungkook que recuerde tomar su medicamento a tiempo.

Una sonrisa en su rostro fue lo último que vió antes de que cayera.

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—Necesitamos que te calmes y contestes a nuestras preguntas, ¿De acuerdo muchacho? —el chico que no paraba de llorar frente a los oficiales de policía hasta hace un rato dejó de hacerlo y asintió—. Bien, ¿De dónde conocías al chico?

——Conozco a su hermano menor, estamos en la misma clase.

——¿Y qué hacían ahí?

——Habíamos ido a la montaña solo para pasar el rato, su hermano lo había sugerido días atrás.

——¿Estabas con el cuando lo hizo?

——Si... yo... estaba ahí

La escena se repetía una y otra vez en su cabeza. Su cuerpo estaba húmedo, porque había caminado tanto tiempo después de aquello que había empezando a llover. Ya había empezado a oscurecer para entonces y estaba tan cansado, sus pies ya no podían seguir el camino montaña abajo así que había caído casi al final. Una pareja de mediana edad que pasaba por la carretera al pie de la montaña lo habían encontrado, llamado de inmediato a emergencias. No tardó mucho en despertar aturdido en una ambulancia, se había exaltado y pedido a gritos a la mujer parte del personal que regresaran, le contó a un ritmo no muy intendible lo que pasaba. La mujer lo había mirado cuando entendió lo que le estaba diciendo y de inmediato llamó a alguien más.

Cuando llegaron al hospital rogó que lo dejaran ir con Yeonjun, que le dejaran ir con Jungkook, pero le dijeron que se calmara. Curaron sus heridas que no eran graves y le dieron medicamento porque seguramente si cuerpo dolería demasiado si no lo hacían. Entonces la policía llegó, el estaba sentado en las sillas de espera en el pasillo, fuera de su habitación porque no podía estar ahí adentro, había esperado por un tiempo que pareció eterno que alguien llegara. Ellos empezaron a hacer tantas preguntas que apenas pudo contener las lágrimas. Después de unos minutos pudo calmarse, tal y como le había pedido que lo hiciera y empezó a contestar a todas las preguntas que le hacían.

Y fue cuando miró de reojo a alguien a un lado, giró tomándose con unos ojos que al igual que los suyos ya no podían contener lágrimas.

——¿Qué dijiste?

Jungkook estaba parado a varios metros de el en el mismo pasillo. Sus piernas temblaban y sintió que caería en cualquier momento y estaba muy seguro que no era el hecho de que estuviera enfermo; se había levantado de la cama a pesar de no tener fuerzas para contestar el teléfono, tampoco pensó en salir rápidamente de casa a pesar de que su temperatura aún no estaba en un rango normal.

Al verlo sintió consuelo, porque ver un rostro conocido fue una apapacho reconfortante, su corazón pedía que se acercara. Pero entonces esa oleada de reconforte fue reemplazada por una oleada de preocupación y culpa.

Jungkook no se acercó ni un milímetro más, solo siguió ahí mientras lo veía. No lo hizo a pesar de que estaba llorando, ni porqué no ropa y cabello estaban totalmente empapados o por las heridas que tenía en el rostro, manos y piernas.

En lugar de eso se dió la vuelta y corrió lo más lejos que sus piernas inestables le pudieran permitir, y entonces escuchó la voz de Taehyung, iba detrás del el, gritando su nombre aunque no tenía intensiones de detenerse.

Todavía Tenemos Que Pedir PerdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora