VI. Los tiburones son mejores que las personas

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—¿Bueno? —contestó su teléfono que no dejaba de sonar desde ya hace un rato.

—Hola, Taehyung, ¿Por qué no viniste hoy a la escuela? ¿Pasó algo? —Jimin sonaba nervioso, cuando faltaba a clases no era común que lo llamara para preguntar el motivo, solo esperaba para hacerlo al siguiente día.

—Nada, solo un resfriado.

—¿Tus padres están en casa?

—Fueron a trabajar temprano.

—Bien, entonces cuídate y espero verte mañana, adiós —sus palabras fueron rápidas y luego colgó.

Después de tomar el medicamento se sintió mejor, el dolor de cabeza disminuyó, aunque seguía ahí como un martillo que hace vibrar todo. La fiebre también bajó.

Su estómago gruñó y de repente recordó que no había desayunado aún, no entendió como es que se le pudo olvidar hasta que tenía que comer.

Ya casi era medio día y el aún no había probado bocado. Salió de la cama y bajó las escaleras para ir a la cocina, a ver qué encontraba para comer.

El televisor estaba encendido, a menudo su padre olvidaba apagarlo antes de irse cuando veía las noticias, por las prisas para llegar a tiempo al trabajo.

El hombre del noticiero hablaba sobre política o algo así, algo que no podría interesarle menos. Solo cambió el canal a uno de documentales sobre animales, cuando era niño Hoseok solía ponerlos a cada rato, decía que mostraban el mundo real, pero una versión mejor del mundo real y no lo que era la sociedad.

—¿Por qué siempre estamos viendo esto? —preguntó Taehyung, que en ese momento era un pequeño niño de apenas siete amor, acostado en el sillón, pero con las piernas en el respaldo y la cabeza colgando, era un hábito

—Papá siempre dice que te tengo que enseñar el mundo real, y sabes que me mataría si te dejo ver caricaturas, aunque yo no tengo nada en contra de ellas, el si.

—Pero nosotros no vivimos en la selva o en ese tipo de lugares como esos animales, ese mundo real está muy lejos. Además los tiburones me dan miedo.

—¿Miedo? Yo no lo creo así, los tiburones son grandes y tienen dientes muy afilados y eso es cierto, pero no debes temerle a los tiburones, los tiburones comen peces porque tienen que hacerlo, si no lo hacen mueren, lo hacen porque quieren vivir. Las personas ambiciosas son a quienes deber temer —explicó haciendo ademanes exagerados a su pequeño hermano.

—¿Por qué?

—Porque eso es lo que lleva a alguien a hacer cosas que si son malas, como matar a una persona por dinero o poder cuando claramente no lo necesitan.

—¿Las personas son malas, Hoseok?

—No, no todas —suspiró y no dijo nada más por el resto de la tarde.

Su hermano siempre fue un modelo a seguir, le enseñó muchas cosas. A veces no entendía lo que decía, pero ahora si y había sacado sus propias conclusiones.

Dejó el control remoto sobre el apoyo del sofá y se dirigí hacia la cocina, no alcanzo a poner siquiera un pie en esta, pues el timbre sonó.

Frunció el ceño y regresó sobre sus pasos para quedar frente a la puerta principal. Sus padres no regresaban hasta tarde, tampoco podía ser Hoseok, ya que se suponía que regresaba hasta la siguiente semana, esperaba no encontrarse a Jimin al otro lado de la puerta, diciendo que se había saltado las clases por ir a ver qué tal estaba con su resfriado, porque sabía que era capaz de eso.

Quitó el seguro, giró la perilla y lo vió a el, un escalón abajo, aún así quedaba a su altura porque Jungkook era varios centímetros más alto que Taehyung.

Ninguno de los dos dijo nada, quiso cerrar la puerta pero el se interpuso con una mano, lo cual lo alertó porque pensó que le haría daño cuando cerrara golpe la puerta.

—¿Qué haces aquí?

—Estas enfermo, te traje comida, tu favorita, se que solo puedes comer esto si te sientes mal —alzó una bolsa café con el logo del restaurante que más le gustaba.

—Jimin te lo dijo ¿cierto? —solo lo vió asentir con algo de culpa—. Debí saberlo —suspiró con voz baja, con algo de fastidio—. No debiste saltarte clases, no es tu responsabilidad el cuidarme, ya no más.

—Solo deja que pase, come y luego me iré. —Solo podía ver vacío en sus ojos, no parecía intentar algo más que eso.

El castaño se hizo a un lado para que pudiera pasar y de inmediato lo hizo, llegando hasta la mesa de la cocina para sacar la comida de la bolsa café.

Se sentó frente a Taehyung y apoyó ambos codos sobre la mesa y su mentón en sus manos entrelazadas. Empezó a comer lo más rápido que podía permitirse cuando el hambre se había ido y cuando ya estaba por terminar escuchó hablar al menor.

—Me voy a mudar, Tae —mencionó como si quisiera que el contrario tuviera una reacción de sorpresa o de algo más, tal vez quería que expresara que no le gustaba la idea—. Mis padres se van a divorciar —siguió mientras Taehyung no pronunciaba nada, solo me enfocaba en poder pasar la comida —. Me iré a vivir con mi padre a Estados Unidos donde está su demás familia, ellos han tenido problemas después de que mi hermano falleció —lo último lo dijo en voz baja.

Al escuchar lo último paró el movimiento del tenedor en la comida.

—¿Por qué estás diciéndome esto? —por fin levantó la mirada.
















Yo sé que esto duele, a mí también me dolió escribir esto. Esta historia tiene una razón por la que me tardé tanto en escribirla y me costó.

Actualizaré todos los días.

Gracias por su apoyo.

Todavía Tenemos Que Pedir PerdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora