XXXI. Y estaremos bien

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Unos meses después, cuando ya las clases habían terminado y se encontraban a mediados de verano, Taehyung le había levantado de la cama a las cinco de la mañana para cambiarse rápido, tomar solo una manzana y salir de su casa dónde ya lo estaba esperando la familia Min y un chico rubio.

Saludo con amabilidad a la mujer de mediana edad que estaba en el asiento del conductor. Ambos hijos también estaban ahí, solo faltaba su padre, quién no había podido ir por haber trabajado hasta muy tarde la noche anterior.

Se sentó a lado de Jungkook y recargó su cabeza sobre el hombro contrario, ninguno de los dos quería decir nada, no con los demás tan cerca que podría escuchar hasta lo que susurraban.

Durante el camino al aeropuerto, el castaño se dedicaba a ver las gotas de lluvia que chocaban contra el cristal de la ventana.

Cuando la señora Min estacionó el auto y dijo que ya podían bajar, su corazón empezó a latir más rápido. Todos salieron y Jungkook sacó esa gran maleta de la parte trasera.

Siguieron andando hasta llegar casi al acceso para el avión. Yoongi y Jungwon se despidieron de el afectuosamente, tan solo un año había bastado para que se convirtiera en otro hermano para ellos. Le señora Min lo abrazó y acomodó el cuello de su camisa, se veía como una madre en ese momento con el chico, le deseó buen viaje y le dijo que cuando el avión hubiera aterrizado, le llamara para saber que había llegado a salvo a casa y estar más tranquila.

La mujer se apartó de el y miró a Taehyung de una manera especial, entonces le dijo que se adelantaría al auto y ahí lo esperaban, se llevó a ambos hijos, el menor reprochando porque aún quería ver lo que pasaba.

Se acercó al rubio y solo miró sus ojos por unos segundos.

--Está bien, Taehyung. Mis sentimientos no van a cambiar, tampoco sería capaz de olvidarte sin importar cuánto quisiera.

--Pero aún tengo miedo. El vuelo...

--No me va a pasar nada, lo prometo -se acercó aún más logrando rodear el cuerpo contrario en un abrazo cálido-. Tengo que regresar para ver a mis padres y a mis abuelos, ellos también me extrañan. Todo estará bien.

--Ten un buen viaje. Espero que te vaya bien en la universidad.

--Y estaremos bien, te llamo cuando llegué.

Taehyung asintió repetidas veces cuando el nudo en su garganta y pecho se hizo tan grande que ya le impedía hablar de manera correcta, sin tartamudear.

Jungkook soltó su mano que antes había tomado y echo a andar hacia el acceso del avión.

Cuando ya estaba a punto de entrar, escuchó de nuevo la voz del castaño.

--¡Jungkook!

Una simple palabra que fue lo suficiente para detenerlo. Entonces Taehyung apareció de nuevo frente a él, al borde de más lágrimas.

--Adiós... Jungkook -y de nuevo lo dijo.

-Adiós... Tae.

Se dieron el último abrazo de despedida y luego el rubio se fue.

Cuando Taehyung ya estaba afuera y vió el vuelo perderse en el cielo, una extraña sensación lo invadió, una de recuerdo. Le recordó a esa vez cuando también vió a alguien querido partir, aún así sonrió. Una sonrisa porque está vez tenía la sensación de haber hecho las cosas bien, aún si Jungkook después de los años nunca regresaba, aún si cuando se volvían a ver uno o ambos habían cambiado tanto que su relación ya no fuera lo mismo, aún cuando uno o ambos olvidaran los sentimientos hacia el otro; aún así sabía que está vez lo hizo lo mejor que pudo, porque pudo decirle a la persona que le gustaba sobre sus sentimientos, porque no dejó que el pasado interfiriera y porque hasta el último momento de despedida pudo decirle adiós y llamar su nombre sin que le produjera dolor.

Comenzó la universidad y durante los dos primeros años todo estuvo bien aunque su contacto se fue minimizando por la falta de tiempo, al principio hablaban todos los días, luego tres veces a la semana, en ocasiones solo una, hasta que se redujo a conversaciones triviales cortar y finalmente a nada.

Para el tercer año de universidad, Taehyung no había sabido nada de Jeon Jungkook durante un año y eso aún lo mantenía en ocasiones ansioso.

Las llamadas ya no entraban y los mensajes no se entregaban, así que supuso que había cambiado de número.

Durante unas pequeñas vacaciones que le había dado a final de semestre por aprobar todos sus exámenes, volvió a casa y su madre preparó todas sus comida preferida, diciendo que había bajado mucho de peso y tenía que comer más.

Durante uno de esos días fue a la casa de los Min y la madre de la familia lo resolvió con el mismo afecto que su madre, después de una charla sobre cómo le había ido en la universidad, se atrevió a preguntarle sobre Jungkook.

Ella le había dicho que no tenía contacto directo con el chico desde hace un buen tiempo, pero su hijo mayor, Yoongi, si lo había tenido y siempre le decía que Jungkook tenía demasiado trabajo con la universidad y que el le deseaba que estuvieran bien.

También llamó a Yoongi, le dijo que no sería muy bueno que lo llamara en ese momento, ya que Jungkook estaba muy estresado y que seguro lo contactaría pronto, cuando las cosas estuvieran más calmadas.

Min Yoongi siempre era una persona tranquila, alguien que cuando decía que no pasaba nada malo se podía oír en su tono de voz calmado, pero ese mismo tono fue el que el castaño aún atravez de la línea no logró notar y eso lo preocupó aún más, tenía la sensación de que estaba mintiendo.





















Ya casi llegamos al final, espero les esté gustando.

Agradecería también que le dieran una oportunidad a mis demás historias, tengo de varios tipos.

Nos leemos pronto. Gracias por su apoyo.

Todavía Tenemos Que Pedir PerdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora