Miró la hora en su teléfono, ya había pasado una hora después del toque y rogaba porque el equipo de baloncesto hubiera terminado con su entrenamiento.
Pero claro, la vida lo quería menos a el que a Jimin. Jiyu estaba parada ahí con otros dos de sus amigos, Jungkook no estaba con ella.—Si vas a ver a Jungkook, te aviso que ya se fue —le impidió el paso cruzando los brazos como si fuera la mayor autoridad ahí—. Además no creo que merezcas que te escuche —dijo con cinismo
—Lo entiendo, tiene todo el derecho de odiarme, por una u otra razón, tiene el derecho. Aunque creó que es hipócrita de tu parte decirme eso a mí —alzó una ceja e intento irse pero se interpuso una vez más en su camino.
—Cuida tus palabras, Kim —advirtió—. Sería una lástima que se enterara de lo que hiciste y que luego mentiste.
—Ese es un asunto mío, no tiene nada que ver con el y mucho menos contigo —pasó a un lado de ella pero volvió a hablar.
—Entonces, por el bien de Jungkook, más te vale alejarte de el.
—Tranquila, el no me gusta, también tengo mis razones para no querer estar junto a el —dijo aún de espaldas a ella y siguió caminando para alejarse lo más que pudiera de ella.
Al menos ya se había ido a casa, fue lo único útil que había dicho, por suerte ya no estaba.
No quería volver a casa, por primera vez en mucho tiempo no quería ir a ningún lado en particular, solo quedarse donde estaba y acostarse para mirar al cielo durante un buen rato.
El lugar ya casi estaba desierto, el equipo de fútbol ya debería haberse ido también, de no ser así entonces habría un montón de chicas locas por aquí animando.
Pero resulta que lo que le había dicho la chica tampoco era cierto.
La cancha de fútbol a lo lejos ya estaba vacía, en cambio, en la de baloncesto todavía estaba el equipo entrenando.
Había visto esas típicas películas para adolescentes cliché, esas en donde la pareja principal se separa por algún motivo estúpido y luego se ignoran durante mucho tiempo. El hubiera deseado que eso pasara igual con ellos, que lo ignorara, sin embargo ese no había sido el caso en las últimas semanas.
En ese momento quería hacer todo lo contrario de antes, primero no quería ir a ningún lado, después solo quería ir a cualquier lado e irse de aquel lugar lo antes posible.
Cruzó a un lado de la cancha de baloncesto, que estaba rodeada por tela de alambre para que los balones no pasaran, con la cabeza gacha y pasos apresurados.
—Taehyung.
Oyó un gritó detrás de él, viniendo de esa voz que ya tan bien conocía.
«¡Rayos!»
Todos los días quería que pudiera recordar y que lo volviera a odiar, porque así todo sería más fácil.
Si esta era la única forma, entonces no me importaba hacerle sufrir por ahora, solo hasta que ambos pudieran olvidar y seguir con sus vidas.
Cada una de las veces que se detuvo a escucharlo y se atrevió a mirarlo no terminó bien. Suspiró cansado de la misma acción una y otra vez, ni siquiera tuvo el valor de voltear, solo siguió caminando.
—¡Oye! ¡Taehyung! —dijo más fuerte, empezando a correr.
Decidió cruzar por la cancha de fútbol, la salida estaba al otro lado, y no tenía la energía como para rodearla como siempre.
Tal vez no fue una muy buena idea, parecía como si estuviera corriendo sobre arena que hacía que cada impulso se sintiera retraído.
«¿Cómo es que pueden jugar fútbol aquí?»
Maldecía a la increíble condición física de los deportistas, todavía más maldecía a la lluvia que mojó sus tenéis y había tenido que traer otros menos cómodos. Maldijo la fuerza que tiene este chico para lograr tomar su brazo, girarlo hacia el como si fuera una pieza de ajedrez y tomar sus hombros para evitar que escapara aún más lejos
—¡Detente! —su agarre era fuerte, tal vez porque temía que pudiera huir de nuevo.
—Se me hace tarde, debo volver a casa —dijo intentando que lo soltara.
—Bien, te acompaño.
Parecía que no aceptaría un no por respuesta.
—Solo vuelve a entrenar —podía sentir su mirada clavada en el, el solo veía hacia otro lado para evitar hacer contacto con sus ojos.
—¿Cuánto tiempo vamos a seguir así? —su voz diferente a otras veces, sonaba más tranquila.
—¿Cuánto tiempo vamos a seguir? —repitió con sarcasmo ante la pregunta—. Mejor dicho, ¿Cuánto tiempo vas a seguir así?
—Terminaste conmigo tan repentinamente y sin darme una explicación, ¿que esperabas que hiciera?
—Te dije, ¿no es cierto? No se sentía como antes. Tal vez tu también lo sentías, éramos como amigos más que novios.
Apretó más, no lo suficiente como para que le doliera.
—Bien —asintió varías veces pero aún sin soltarle, al contrario, se inclinó un poco para quedar más cerca —. Ahora dilo mirándome. No te creo.
Fue ahí cuando por fin tuvo la valentía para mirarlo.
Estaba punto de llorar como tantas veces en las últimas dos semanas.
—Me estás lastimando —se quejó tratando de quitar su mano y sin lograrlo —No siento nada, entre más rápido lo aceptes será mejor. Sigamos con nuestras vidas por separado. No te necesito, y estoy seguro que tú tampoco me necesitas a mi.
«Estoy seguro que el estará bien sin mi, tal vez hasta mejor» dijo en su mente.
Los brazos del pelinegro cayeron a los costados dándole libertad.
«Deja de llorar, por favor, solo deja de hacerme sentir culpable».
—Me están esperando en casa, adiós Jungkook —con palabras suaves lo dijo, como si no quisiera que nadie más lo oyera y se dió la vuelta.
El se quedó parado en su mismo lugar mientras lo veía alejarse. El viento era frío y se sentía aún más en las mejillas mojadas.
«Ese día... Me dijiste que me odiabas. Sería más fácil si lo recordaras y lo hicieras ahora. Así todo sería más fácil para ti. Prefiero que me odies y no me quieras volver a ver por algo que no hice, a qué sufras y ruegues que cambie de opinión. Porque no puedo hacerlo, hice de todo por ti en el pasado, aún cuando había cosas que nunca habría hecho por nadie, pero está vez no puedo. ¿Por qué no pudiste olvidarme a mi?».
Antes no pensaba en el pasado, pero en ese justo momento todo se había revertido. Pensar en como habrían sido las cosas si hubiera tomado decisiones diferentes ya no sirvía de nada.
Regresar el tiempo era lo que deseaba, así podría volver a ese punto en el que todo estaba bien, retrocedería dos meses así nunca habría planeado ese viaje. No, regresaría un año así volverían a ser los de antes, aquellos que no se conocían.
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Todavía Tenemos Que Pedir Perdón
أدب الهواةPorque las personas cambian. Porque las personas olvidan. Las disculpas nunca llegaron Empezada: 14.09.2021