XXVII. En pocas palabras...

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JK: Yoongi —pronunció su nombre y este hizo un ligero sonido para indicar que le ponía atención —¿Crees que me esté volviendo loco? Tal vez tenga demencia.

YG: Jungkook, claro que estás loco, hace tres días saliste el plena tormenta.

JK: No, me refiero a que he tenido algunos sueños raros las últimas noches, a veces logró dormir bien pero tengo esos sueños.

YG: Son solo sueños, los sueños siempre son ilógicos —le dijo a la vez que limpiaba la superficie del librero que estaba en su sala.

JK: ¿Recuerdas a ese chico, Taehyung?

YG: ¿El chico que tenía una parte de cabello blanco? —asintió.

JK: He soñado con el muchas veces.

YG: Jungkook tú no tienes demencia —soltó una risa al saber de lo que se trataba —Te gusta ese chico.

JK: ¿Crees que no me he dado cuenta? No soy tan tonto como las personas de esas comedias románticas que siempre ves. Me refiero a sueños en serio raros. Recuerdo que antes de venir aquí, justo la noche que inició mi insomnio, soñé con alguien que gritaba mi nombre y luego había un accidente, estoy muy seguro de que era la misma voz que la de el.

YG: Tu cerebro está loco, ¿Cómo va a ser el si ni lo conocías en ese entonces?

JK: Pero hubo también una noche, hace poco en el que estaba en un parque o algo así, entonces veía un chico leyendo en un columpio no podía ver su cara pero en su pelo tenía también un mechón blanco, entonces corría hacia el y decía “Tae”.

YG: Me das miedo. De todos modos puede ser que haya sido una clase de recuerdo cuando eras niño, hay muchas persona cuyo nombre comienza con Tae.

JK: Pero yo sé que era el.

YG: Si mis padres te oyen decir eso te invitarán doble cita con un psiquiatra. ¡Jungwon! ¿Qué haces con eso? —se fijó en su hermano que parecía sostener una caja muy bonita con detalles hecho en oro.

JW: Voy a limpiar está cajita hyung, tiene mucho polvo —dijo inocente mirando al interior de la caja con un trapo en mano.

YG: ¡Eso no es polvo! Son las cenizas del abuelo, así que deja eso ahí.

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MB: ¿Tienes planes para hoy? —preguntó su madre mientras tomaba el desayuno.

TH: No, ya terminé la tarea.

MB: Deberías salir un poco más, para distraerte, antes solías salir todos los días.

TH: Lo recuerdo.

Su madre se golpeó en su mente por haber dicho aquello, tal vez debió escoger mejor sus palabras.

Ambos padres se fueron a sus trabajos, era sábado, lo que significaba quedarse en casa para el castaño a menos de Jimin fuera a golpear a la puerta de su casa para decirle que tenía un plan loco para conquistar a algún chico lindo que se le cruzara por la calle. Pero eso era muy poco probable, pues no había podido ni asistir a la escuela por el golpe en su nariz, Taehyung lo había visitado al día siguiente de haber ido al hospital, tenía un vendaje en la nariz que lo hacía ver cómo esos personajes graciosos de las caricaturas para niños donde su nariz era más grande que el resto de su cara; tal vez yo tan exagerado. A los lados se podía notar lo rojo que estaba por lo hinchado que estaba, nada bonito que ver, causaba dolor de solo verlo.

Pero claro, Jimin era todo un entusiasta, a pesar de que toda su cara dolía se notaba alegre y no dudó en abrazar a su amigo en cuanto lo vió llegar a su casa.

Una vez terminó de ordenar algunas cosas que estaban fuera de lugar, subió a su cuarto y se tiró en la cama de nuevo. Al hacer esto, fijó su mirada justo en la parte de arriba del clóset, dónde guardaba todo lo que no necesitaba, como algunos juguetes viejos que ya no cabían pero los apreciaba demasiado como para tirarlos, algunas cajas con adornos navideños y demás. Pero también estaba esa caja, la que solo abrió una vez. Tenía una mancha de lo que podía recordar, era sangre por haber caído de su bicicleta, tal vez una esquina rota por la caída, por suerte nada se había roto.

En todo ese tiempo solo pudo ver una cosa dentro de esa caja y con eso había sido suficiente para no querer ver más, porque no lo soportaría.

Y entonces tomó una silla, se paró el sobre ella para poder alcanzar la caja y bajó para ponerla sobre la cama. Todo estaba envuelto en plástico de burbujas, pues había sido mandado desde Estados Unidos y había algunas cosas que se podrían romper.

Tomó un objeto con forma rectangular, quitando el plástico que lo envolvía y vió aquella caja de música. Tomó un borde y levantó la tapa sonando al instante una melodía en piano y una voz.

¿Cuánto media el árbol más alto que viste?

¿Cuál fue el libro más extenso que leíste?

¿Cuál es la canción más bonita que hayas escuchado?

¿Cuál es el color de tu cabello?

¿Dé qué color son tus ojos?

El asunto es... Que si me dijeras cuánto medía, yo te hubiera preguntado que tipo de árbol era.

Si me hubieras dicho el nombre del libro lo hubiera leído por más extenso que hubiera sido tan solo para poder hablar contigo.

Si me hubieras dicho el nombre de la canción la habrías escuchado todas las noches antes de dormir.

Si me hubieras dicho el color de tu pelo dirías dos colores, castaño claro y blanco, así que habría hecho un dibujo con solo esos dos colores.

Si me hubieras dicho el color de tus ojos entonces preguntaría más y más cosas solo para que me prestaras atención.

En pocas palabras... Me gustas.

Todavía Tenemos Que Pedir PerdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora