——No digas nada —interrumpió cuando lo vió abrir un poco la boca para hablar—. Todavía no, Taehyung. No hasta que puedas llamarme por mi nombre.
——¿A qué te refieres?
——¿Te gusto? —contestó en cambio, acomodando su mentón mejor.
——Si, me gustas —contestó sin más, porque no quería perder la oportunidad de decirlo, una y otra vez, cada una de las veces que le fuera posible.
Lo había sentido, algo se había movido desde el primer momento, aunque no podría decir que se había enamorado, eso había sido con el paso del tiempo. Cada vez que dejaba su libro de lado para poder hablar con él, por cada vez que había dicho que su madre no lo dejaba ir en bicicleta solo, para ir en el asiento trasero de la bicicleta del rubio y porque las veces en que sonría, porque esas nuevas sonrisas había llegado a calentar todo, a llenar cada rincón, pintando de amarillo todo lo azul y gris.
——No, todavía no puedes pronunciar mi nombre. Algunas veces todavía me miras de esa manera. Aún no, Taehyung.
Taehyung nunca le había dicho por su nombre en todo ese tiempo. A veces se disculpaba de la nada.
——Son personas diferentes, lo sé.
——Aún no, Taehyung —repitió antes de reincorporarse y seguir con otro libro.
——Te irás pronto, al otro lado del mundo. El intercambio ya casi termina.
——Aún estoy aquí, Jeon Jungkook, todavía estoy aquí.
——Entonces asegúrate de no cambiar tanto, trata de no olvidar, ¿De acuerdo?
——Lo sé, no lo haré.
°•. °•. °•. . .•° .•° .•°
El doctor Ahn había hablado a Taehyung sobre lo que pasaba, sobre a lo que él paciente le pasaba.
Solía haber persona que tras una perdida seguía actuando como si esa persona aún estuviera con ellos, aún después de mucho tiempo. Para Taehyung era algo que no existía en si mismo, no al menos hasta seis meses después, cuando sus pesadillas se volvieron a la realidad y la distorcionaron.
A veces cuatro veces a la semana acudía a Jungkook, pidiendo que no se fuera, pidiendo perdón. Luego de lograr calmarlo, lo llevaba de nuevo a casa, dónde en lugar de irse, se quedaba junto a el por petición del contrario. Fue entonces cuando las pastillas para dormir ya no fueron necesarias, porque todo parecía ser tanta paz mientras veía a Taehyung dormir, aún aferrado a su mano.
La familia Min y Kim ya se había enterado de la extraña situación de la que eran parte ambos chicos, así que dejaron que las cosas fuera como ya tendría que llegar a ser.
Después de tantos meses las ojeras de Jungkook ya eran poco notables y los frascos de pastillas para dormir se fueron a la basura para siempre.
Las pesadillas de Taehyung también se habían ido de su vida, junto con ellas las pesadillas y las llamadas a Jungkook en la madrugada, pensando que era a quién nunca pudo pedir perdón.
Pero el castaño todavía no podía decir su nombre, todavía no podía evitar mirarlo con culpa algunas veces cuando a su mente veían de nuevo los recuerdos que tanto le aterraban. Aunque ya no pensaba que hubiera sido su culpa, sobre Yeonjun, pero aún se arrepentía de haberle mentido, aún se arrepentía de no gritar su nombre el último día en el aeropuerto.
——¿Dónde están las serpentinas? —preguntó Jungwon, buscando en diversas bolsas de plástico sobre el sofá.
——Están en una caja, arriba de mi armario, las puse ahí para que mi mamá no las encontrara. ¿Podrías ir a sacarlas? —respondió el castaño.
——Si, hyung.
Taehyung quería organizar una gran sorpresa de cumpleaños para su madre, le había pedido a Yoongi que trajera a su hermano y amigo para que le ayudaran a planear todo.
——Yo voy, Jungwon —interrumpió el rubio antes de que el menor pudiera siquiera llegar a las escaleras—. No la alcanzarás siendo tan pequeño —se burló.
Jungkook subió las escaleras y entró al cuarto de Taehyung, de inmediato poniendo atención a las tres cajas de diferentes tamaños que había sobre el armario. Se alzó un poco para poder alcanzar una, pero en esta solo había libros y cuadernos viejo, así que volvió a cerrarla y ponerla en su lugar.
Luego tomó la caja que seguía de está y la posicionó sobre la cama para abrirla, la mayoría de las cosas ahí estaban envueltas con papel periódico y plástico de burbujas, solo había una cosas que estaba al descubierto, una caja de música con detalles dorados, la misma que había dibujado hace tiempo y no sabía ni dónde la había visto.
La extraña coincidencia incrementó su curiosidad aunque sabía que debería de haber dejado la caja en donde estaba y tomar la otra, pero levantó la tapa de la caja musical y la melodía junto con las palabras empezaron a inundar su cabeza.
Ese dolor que tan bien conocía se hizo presente de nuevo, en su nuca, aunque estaba tan concentrado en escuchar lo que tenía por decir la caja de música que ni siquiera recostó.
“En pocas palabras me gustas”.
La última línea sonó y una lágrima rodó desde su ojo hasta su barbilla, acabando en el suelo.
Dejó la pequeña caja a un lado, sobre la cama, y descubrió las demás cosas. Había unas cinco cartas amarradas en conjunto por un cordón rojo, no tenían destinatario porque nunca fueron enviadas, pero en el remitente se leía el nombre de Choi Jungkook, desde Carolina de Norte.
——¿Qué haces con eso?
Oyó esa voz detrás de él y en seguida se giró, tratando de ocultar la caja detrás de él, como si eso sirviera de algo.
——Y-yo...
Antes de que pudiera pronunciar algo más, el castaño lo apartó y guardo las cosas de nuevo en la caja con rapidez, la cerró y la volvió a poner en su lugar, luego tomó la caja correcta con las serpentinas y demás adornos. Antes de salir miró a Jungkook.
——¿Lo escuchaste?
——Si. —Porque de todos modos el contrario ya lo sabía—. Lo siento.
——No importa —en ningún momento miró al rubio, centraba su vista en la puerta—. De todos modos iba a tirarla —trató sonreír aunque sus ojos decían otra cosa—. Ni siquiera se que hay ahí, nada además de la caja de música. Aunque pensé que el ya la abría tirado cuando se la devolví —miró hacia abajo con una sonrisa agria y apretando tanto los bordes de la caja en sus manos que estos se deformaron.
——Tae, yo...
——Taehyung —interrumpió en cuanto escuchó ser llamado únicamente por las primeras tres letras de su nombre—. Solo Taehyung.
ESTÁS LEYENDO
Todavía Tenemos Que Pedir Perdón
FanfictionPorque las personas cambian. Porque las personas olvidan. Las disculpas nunca llegaron Empezada: 14.09.2021