XXIV. Desde que EL ya no estaba

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TH: ¿Acaso me acosas?

JK: ¿Tu qué crees? —dijo mostrando frente a el una credencial de la misma escuela con su nombre y fotografía en ella —No pensé que nos fuéramos a encontrar de nuevo, esto es el destino, Taehyung.

TH: No creo en eso, ojos de mapache  —dijo al notar las prominentes ojeras oscuras debajo de los ojos del rubio y empezó a caminar en dirección a su aula de clases, ya Jimin se las arreglaría solo.

JK: No pude dormir bien estos días y lo sabes.

TH: Tus caminatas nocturnas por los alrededores de la cabaña tampoco me dejaban dormir muy bien que digamos, solo pude dormir bien cuando llegué a casa hace unas semanas.

JK: Pero por otro lado no tenías pesadillas ya que no pasabas largos ratos durmiendo durante la noche.

TH: ¡Pierdete! —estaba dispuesto a alejarse del chico en cuanto entrara a el salón de clases, pero el tenía otros planes.

JK: Tendrás que lidiar conmigo un buen rato más, también estoy en este salón —señaló el número se aula en su credencial y luego al cartel que había justo en la puerta

JM: ¡Taehyung! ¿Por qué me dejas...?  ¡Por la Santa Ramona! —exclamó al ver al chico que estaba junto a su amigo.

TH: Te estabas tardando demasiado.

JM: ¿Ustedes se conocen? —miró a su amigo y después a la persona desconocida.

JK: Si.

TH: No —contradijo haciendo que el rubio formara una expresión ofendida, era la segunda vez que lo negaba —Lo ayudé a encontrar el aula de clases, eso es todo. Vamos a sentarnos ya —tomó a Jimin del brazo prácticamente arrastrando a su mejor amigo para entrar al aula y tomar asiento.

Jungkook también se introdujo en el lugar, ganando las miradas de algunos chicos y chicas pero tampoco le importó, solo caminó hacia un asiento que le convenía, uno que estaba justo delante de ese chico extraño con un mechón blanco, antes de sentarse le dió una sonrisa inocente para luego dejar su mochila y tomar asiento, confundiendo a todos ahí, incluso al mejor amigo de Taehyung el cual no podía terminar de comprender de forma exacta la relación del chico transferido con su amigo.

JM: ¿Entonces se conocen o no? —susurró, pues varias miradas se posaban en ellos, no todos los días un chico transferido asistía a su clase y le sonreía a la persona más fría y solitaria de la clase, en serio que era algo que requería valentía.

TH: No, solo trataba de ser amable, no lo pienses demasiado.

JK: Por cierto, Taehyung. ¿Tu hermano llegó bien a Londres? Espero que si —se había girado sobre su asiento hacia atrás mirándolo cuando escuchó otra vez la negación, había dicho aquello como si quisiera que la escuela entera lo escuchara, con una sonrisa de satisfacción al captar de nuevo la atención de todos.

TH: Muy gracioso —hizo notar el sarcasmo en esa frase.

Sonrió aún más cuando logró su objetivo y volvió a colocarse correctamente en su lugar.

JM: Taehyung, no es por ser mal amigo ni nada de eso, ¿Pero ya te diste cuenta a quién se parece? Es que míralo bien, ¿No te recuerda a alguien? —no quería abrir una herida, pero todos ya era muy extraño en ese momento.

TH: ¿De qué hablas? No me recuerda a nadie, tenemos que conseguirte unos anteojos para que veas bien —negó aunque ya sabía a lo que se refería.

Claro que le recordaba a alguien, tal vez era por eso que trataba de negar que se conocían, incluso llevaba el mismo nombre como si dos mellizos hubieran sido separados al nacer. Y tal vez eso había sido parte del asombro de sus demás compañeros de clase al ver al rubio que cruzaba la puerta, algunas chicas por lo guapo que era, otros porque no había nadie más que fuera rubio naturalmente en la escuela, apenas unos pocos por el simple hecho de no haberlo visto antes y otro tanto por su parecido con cierta persona.

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Era el primer día de clases y Taehyung ya estaba parado en la entrada de la escuela, viendo como Jimin subía al auto de su padrastro para llevarlo al doctor y luego a casa. Había sido en educación física cuando por un accidente su amigo había recibido el impacto de un balón de baloncesto justo en la nariz  y está no dejaba de sangrar, Taehyung lo ayudó a llegar a la enfermería donde le aseguraron que necesitaría ir al hospital para hacerle un chequeo más profundo, como un buen amigo llamó al teléfono de su casa el cuál fue atendido por el padrastro del chico diciendo que iría en seguida a la escuela para recogerlo.

TH: Adiós Jimin, no te mueras.

JM: Vete al carajo Taehyung —había respondido desde la ventanilla con una ligera sonrisa, porque aunque toda su cara dolía, aún conservaba el sentido del humor.

Fue a la cafetería cuando fue la hora del receso pensando en que mandaría un mensaje más tarde a Jimin para saber si todo había ido bien. Se sentó en una mesa alejada de los demás que estaba vacía y mientras comía el almuerzo del día no podía quitar la vista del libro. Si, Tal vez si alguien le hablaba y el no hacía caso por lo metido que estaba en la historia pensaría que era grosero de su parte, pero en su opinión, lo que era grosero era interrumpir su sacrosanto momento de lectura, metiéndose en el mundo de ese libro.

Todos entendían eso, que no debían interrumpirlo mientras leía, pero había alguien que parecía querer desafiar todas las reglas que tenía sin ninguna clase de vergüenza o cobardía.

JK: Estuve buscándote —se sentó en la silla frente a el poniendo su bandeja de comida en la superficie de la mesa.

Nadie en realidad lo había interrumpido de tal manera solo para decir algo tan trivial y casual como eso. No desde hace un tiempo, no desde que el ya no estaba.

Todavía Tenemos Que Pedir PerdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora