V. Porque incluso las historias clásicas pueden cambiar su final

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Jungkook

Pesado... Eso es todo lo que sentía al despertar.


Lo podía ver cada vez, sabía actuar, sabía mentir bien. Hacía que su voz sonara lo más fría y firme posible, no titubeaba y eso hacía a su corazón romperse cada vez más. Pero lo podía ver cada vez que jugaba con el dije de su pulsera e intentaba no verlo, lo podía notar en cada vez que se aleja con las piernas tensas para evitar que parezcan débiles y lo veía en cada lágrima contenida que le daba un brillo a sus ojos, el cual no podía soportar ver.

Y se sentía un verdadero estúpido por seguir detrás de él tantas veces. Podía recordar cuando le dijo que aunque fueran tan diferentes estaba bien para el, porque nunca se alejaría.

Y cuando lo fue a buscar después de tanto tiempo de no verse le había dicho que era mejor que terminaran, el había dicho que ya no sentía nada por el, pero sabía tan bien que eso no podía ser verdad.

Aún pensaba en lo que había hecho mal, tal vez era porque fue tan empalagoso desde el primer momento, porque eran tan diferentes el uno con el otro que muchos decían que su relación no duraría mucho.

Cuando conoció a Taehyung pensó que era la persona más antipática, amargada y sobre todo rara que jamás había conocido en su vida, los demás también lo creían. Resulta que no era ninguna de las primeras dos, el si era raro, demasiado, pero era mucho más. Sintió curiosidad, empezó a seguirlo como un gato a su dueño cuando quiere comida y con el  tiempo se volvió una costumbre, si  siquiera pensar en esa remota posibilidad se había enamorado de él.

Kim Taehyung era tan frío, no solía gustarle hablar o prestar atención a nada más que su libro y siempre tan directo con lo que tiene que decir. Había muchas razones para que no le gustara aquel chico, y no podía encontrar en realidad una sola razón por la cual se había enamorado, solo sabía que así era, lo que se suponía que no le debía de agradar, era cda detalle del que también se había enamorado.

Tan solo podía aceptar el hecho de que lo había superado nantes de que el pudiera hacerlo también. Aceptarlo y continuar sonaba a la mejor opción. Pero después de tanto tiempo, no podría odiarlo.

Ni siquiera es como si hubieran estado juntos tanto tiempo, tampoco es como si se conocieran de toda la vida. Kim Taehyung, ¿Qué clase de hechizo le había lanzado?

Imaginaba su primer amor como uno cursi, descabellado, haciendo locuras con esa persona.

Pero cuando lo conoció a el, esa trama cursi llena de miel con la que solía soñar se convirtió en ese clásico amor donde los opuesto se atraen y al final se dan cuenta de que son el complemento perfecto del otro y terminan juntos. Entonces recordó ese momento.


Hola Tae, ¿Qué haces? —preguntó el de cabello negro con una gran sonrisa.

Di mi nombre completo  —repitió como siempre—. Estoy leyendo, no molestes.

Creí que ese ya lo habías leído —señaló el libro en sus manos.

A veces hay cosas que no notas, por eso lo leo de nuevo —explicó con la vista en la pagina.

¿Y de qué trata? —quiso saber.

El clásico amor de juventud de dos personas.

¿Y luego se casaron? —El clásico, había dicho. La típica historia de que se conocen cuando eran jóvenes, hay problemas, se reconcilian y luego cuando crecen se casan.

La chica lo deja al final —soltó en cuanto oyó la pregunta.

¿Qué? ¿Por qué? —preguntaba alarmado por el final que le había dicho—. ¿En qué mundo esa es una historia de amor clásica?

Porque incluso las historias clásicas pueden cambiar su final.

La historia de dos opuestos que se enamoran y resulta ser almas gemelas, esa sin duda era su historia. ¿A esto es a lo que se refería con que podían cambiar su final?

Le había dicho que no podría odiarlo y ahora se daba cuenta que sin importar lo que haga, no lo podía odiar. Dijo que no permitiera que le hiciera daño y sin embargo ya lo hacía. Creía que cuando dijo que nadie puede esperar que alguien se quede con ellos o que nunca los odien, no se refería a que Taehyung no lo podía esperar de él, se refería a que el no debería esperar que Taehyung siempre estuviera ahí.

¿Ya planeaba alejarse de él desde entonces?

Todavía Tenemos Que Pedir PerdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora