XXXIII. Todavía tengo que pedir perdón.

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Cuando Jungkook abrió los ojos estaba en una habitación oscura, estaba en una cama con sábanas color crema al igual que las cortinas, el techo le elevaba como si fuera un salón de baile. Ahí no había nada más que la cama y una pequeña mesa redonda.

El tiempo ahí parecía no existir porque nunca llegaba la luz por completo y tampoco se iba en su totalidad.

Se levantó de la cama con total calma, buscando en alguna de las cuatro paredes una puerta, sin embargo no la había. En cambio había una ventana grande cubierta por dos largas cortinas que se terminaban antes de llegar al piso.

Cuando vió hacia afuera se sorprendió al encontrarse, literalmente, en las nubes. Aquellas llevaban un tono amarillo y naranja muy claro. Era como si la habitación se hubiera elevado hasta llegar a ese punto.

Se sentó durante un buen rato en el marco de la ventana, dejando que sus pies colgaran. Un destello a lo lejos se fue haciendo más grande mientras se acercaba a  él de frente.

Cuando llegó hasta dónde el estaba pudo tocarlo, entonces el dolor en su cabeza se hizo presente, ese mismo dolor que tantas veces había sentido. Cuando dejó de sentirlo presto de nuevo atención a la esfera de luz, esta se transformó y dentro de ella una película empezó a correr.

La película de todo lo que se había quedado en el olvido.

El genial año, el de la historia de amor entre dos jóvenes muy diferentes que de alguna manera habían encontrado la manera de quererse.

Jungkook miraba todo con atención, un chico que nunca había visto en su vida y otro que  conocía tan bien.

“Te odio” le dijo él a Taehyung, después de haber dicho que nunca lo haría.

El suicidio de su hermano, el enojo de él porque no pudo evitarlo, y luego vino la perdida de memoria.

Justo después de eso vino el rechazo y el espectador de esa película en la esfera estaba llorando, demasiado como para limpiar sus lágrimas con un solo pañuelo.

El rechazo, ese que le dolió como si hubiera sido él, en realidad si era él.

Y entonces vino la despedida, esa que tampoco pudo haber sido peor, porque ambos debieron haber pedido perdón al otro. Y Jungkook se sintió culpable, al punto qué quiso disculparse una y muchas más veces, porque sentía que ese error era suyo. En realidad si lo era.






——¿Qué haces con esa maleta, Choi Jungkook? —preguntó su padre alterado mientras lo veía acomodar las cosas de forma brusca.

——Vuelvo a Corea —respondió—. Quiero ir con Tae —cerró con fuerza la maleta y la puso en el piso.

——Choi Jungkook, no estoy como para soportar tu capricho con ese chico. Kim Taehyung jugo con tus sentimientos, debes aceptarlo y seguir adelante.

——No. Él no hizo eso y tú lo sabes.

——¿Qué dices?

——Lo recuerdo, lo acabo de recordar. Que mi hermano no murió en un accidente de auto, que Taehyung no fue quien cambió. Fue mi culpa, lo sé. Le dije que lo odiaba solo por querer desquitar el hecho de que me sentía mal —alzó la voz mientras en sus ojos se le acumulaban lágrimas—. Lo recuerdo todo, padre.

——Jungkook, lo siento mucho, pero debes entender que era lo mejor para ti. Y no puedes volver solo por ese chico, ya quedó en el pasado.

Esa cortina de humo que había puesto frente a los ojos de su hijo para que no sufriera.

——No pretendo que me quiere a su lado de nuevo, yo me equivoqué, no él. No tengo el derecho de estar a su lado cuando le dije que lo odiaba sin consideración. Pero... Todavía tengo que pedir perdón.

Jungkook siguió viendo la película con atención, la esfera seguía mostrando todo.

El chico había subido a un avión después de eso, pero el vuelo que se esperaba llegará de Carolina del Norte, con destino a Corea del Sur nunca aterrizó. Una falla provocó varias muertes, entre ellas se llevó la vida del chico.

Sin embargo, hasta el último instante, hasta que su respiración se detuvo y el último latido de su corazón pasó, el chico solo pensaba en una cosa, una frase... Todavía tengo que pedir perdón.

Repetía eso una y otra vez en su cabeza, pidiendo vivir un poco más, solo para pedir perdón a la persona a la cual tanto daño le había hecho sin siquiera recordarlo. Entonces un destello azúl apareció cuando su corazón dió el último latido.

Entonces la película pareció terminar, aunque luego de unos segundos el negro se remplazó por la luz de la luna que iluminaba una habitación.

Un chico de cabello rubio, llamado Jeon Jungkook, despertó en un sobresalto tocando su pecho, tenía la respiración agitada y de sus ojos caían lágrimas. El mismo destello también apareció con los latidos acelerados de su corazón.

Entonces, Jeon Jungkook, mirando esa esfera de luz, mirando desde la ventana, lo comprendió todo.

Choi Jungkook deseo muchas cosas durante la corta vida que tuvo.

Quería que sus padres dejarán de pelear tanto, quería una familia unida.

Quería que su pelo fuera de un color más llamativo, justo como un rubio claro.

También deseaba haber nacido antes que su hermano, para ser más fuerte y poder protegerlo, para que fuera feliz y tuviera una vida larga.

Y lo más importante, Choi Jungkook quería vivir un poco más, porque Todavía tenía que pedir perdón.

Y fue como Jeon Jungkook tenía esa familia única que tanto quería.

Tenía un hermanito menor al que quería con todas sus fuerzas y le encantaba verlo sonreír.

Y tuvo la oportunidad de vivir más, en otro cuerpo, para poder pedir perdón.

En medio de todo eso, una voz hizo eco en la habitación.

——Jungkook, tienes que despertar pronto. Te extraño demasiado. Beomgyu viene todos los días a verte y llora cada vez que te ve todavía dormido. Tus padres también están muy angustiados.

Todavía Tenemos Que Pedir PerdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora