CAPITULO 16

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CLARA

Mis ojos están en llamas, toda yo estoy en llamas, no sé como es posible que una persona pueda ser tan arrogante.

Pongo una mano en el pecho de Jorge que se tensa bajo mi tacto y le obligo a retroceder un paso dejándome delante del sinvergüenza que se hace llamar policía.

-Le voy a decir un par de cosas.

La sonrisa que dibujaba su rostro empieza a disminuir y eso me da paso a que siga mi discurso sin levantar el tono de voz pero amenazando con mis ojos. Puedo sentir a los chicos detrás mío mirando la escena y me lleno de valor.

-Lo primero de todo, no me llame guapa ni ningún apelativo cariñoso, porque usted y yo no somos nada, ni siquiera nos conocemos. Limitesé a hacer su trabajo y dejemé que yo haga el mío. Lo segundo,  la paciente  tiene nombre, Samantha.

Por último le voy a pedir que no se dirija a mí sino es estrictamente necesario. No va a conseguir tener nada conmigo, conozco a los hombres como usted y no tienen nada que aportarme.

Despego mi dedo acusatorio de su pecho y me doy la vuelta sin mirar la cara de horror que seguro se le ha tenido que quedar.

-Nos vemos luego chicos.

Les miro uno por uno deteniéndome en los ojos de Jorge que brillan al mirarme.

¿Y a éste?, ¿qué mosca le ha picado?.

Sin detenerme ni un segundo más abro la puerta de la habitación dejando a los cuatro hombres fuera. Al entrar veo como Samantha está retorciéndose las manos muy nerviosa, haciendo que sus nudillos se vean blancos, mientras mira un ramo de crisantemos rojo sangre.

-¿Samantha?- pregunto mientras doy unos golpecitos en la pared para atraer su atención.

-Hola Clara, qué sorpresa- dice apartando la mirada del ramo.

Sus manos dejan de jugar entre ellas y me presta total atención a medida que me voy acercando.

-¿Cómo te encuentras?- digo sentándome en una silla a su lado y escribiendo en el informe.

-Bien, cansada, pero feliz de ver a Dexter. Feliz de tenerle a mi lado.

Sus ojos se desvían de nuevo hacia las flores y capto como la preocupación llena sus ojos.

-Por cierto, antes de pedir que traigan a Dexter, ¿quién te ha traído esos crisantemos?. Son preciosos.

Su mirada se ensombrece y su piel palidece, sus manos vuelven a jugar entre ellas y evita mi mirada.

-Nadie importante.

Su tono de voz es cortante y pegajoso como si quisiera echarse a llorar y no pudiera.

-No te voy a obligar a que me cuentes nada, pero puedes contar conmigo Sam, para lo que sea.

Mi mano asciende por la cama hasta rodear la suya, provocando que me mire directamente a los ojos y una lágrima descienda por ellos.

-Ey, ¿qué ha pasado?- pregunto arrimándome más a ella.

Sus lágrimas empiezan a descender por sus mejillas y de su boca salen suaves hipidos que la dificultan el habla. Desde el principio supe que ella escondía algo, siempre que la venía a ver, sonreía, pero la felicidad no llegaba a sus ojos y cuando se despistaba y creía que no la observaba podía apreciar como su rostro se sumía en la tristeza.

Mis dedos acarician su mano sin perder de vista sus ojos azul cielo, que ahora mismo están mirando por la ventana. No paro hasta que las lágrimas empiezan a cesar y sus hipidos se dispersan.

Volver a encontrarte [Volver #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora