JORGE
Ví como se le iluminaba la cara al mirar la incubadora y como una sonrisa aparecía en sus labios. Sus ojos miraban al pequeño con alegría contenida. Sin duda, sigue siendo la chica emotiva que conocí, porque se le humedecen los ojos sin ella darse cuenta y cuando se incorporó me miró y sonrió.
Han pasado dos horas desde que se fue, dos horas desde que me pidió un ramo de rosas negras y yo no sé por donde empezar a buscar.
Desde que trajeron a Samantha a la habitación he estado llamando a todas las floristerías de la zona preguntando por rosas negras pero en ninguna tienen.
Borro la barra del navegador y vuelvo a escribir rosas negras.
Pero me sale lo que me ha salido las últimas veinte veces que lo he buscado, imágenes de ellas, mitos, leyendas urbanas que se inventa la gente
Tiro el móvil en la silla que tengo al lado haciendo que rebote y por poco se caiga, cuando me aseguro de que no está roto, apoyo la espalda en el respaldo, logrando así que la cabeza me cuelgue hacia atrás. Me agarro con ambas manos el pelo del flequillo para despeinarlo, pero seguidamente me incorporo y lo peino de nuevo.
Suelto un bufido, hace apenas un mes estaba tranquilo trabajando y viendo a chicas, y ahora me encuentro hecho un lío y buscando rosas para la chica de la que me enamoré hace añosdebo de estar loco
Sigues estando enamorado.
Gracias consciencia por ser tan explícita, pero aunque me niegue a creerlo sé que sigo sintiendo algo, solo necesité que el destino me la pusieran delante para darme cuenta de porque con todas las chicas que he salido después de ella no haya sentido lo mismo. Ella fue mi gran amor, me ayudo a salir de la oscuridad y yo como tonto volví a caer en ella, pero esta vez arrastrando a Clara, la cague demasiadas veces y al final la perdí por pensar que me perdonaría todo.
Me pongo en pie cuando oigo a alguien acercarse y miro en la dirección desde donde procede el sonido y no tardo en visualizar a los dos agentes que nos cubrirán esta noche a Alex y a mí.
Nicolás Fernandez es sin duda el más capullo de su generación, tiene un año más que nosotros dos y ya se cree nuestro jefe. Es rubio de ojos verdes y por lo que se cuenta en la central ha hecho llorar a varias mujeres, lleva las mangas arremangadas dejando a la vista el brazo tatuado que tanto odio. Su compañero, un chico de nuestra generación llamado Marco Gutierrez es bajito, con ojos marrones y el pelo de un castaño rojizo y con pecas, no habla mucho y es un poco torpe, pero es eficiente en su trabajo.
Cuando se acercan me tenso y me pongo alerta, con Fernández nunca nada sale bien.
-Vaya, vaya, Jorge Val, que sorpresa- saluda con una sonrisa de oreja a oreja.
-Fernández. Hola Marco- digo saludando como se merece al compañero del capullo.
-Que pocos modales para tu superior Val.
-Solo he utilizado los mismo que les das tú a los tuyos, o te tengo que recordar que todos los aquí presentes tenemos el mismo cargo.
Le callo de un plumazo y le rebajo los humos haciendo que me mire con ira contenida en su mirada, pero antes de que suelte cualquier cosa por esa boca Marco le interrumpe:
-Hola chicos, hemos venido a hacer la guardia que nos toca, ¿habéis estado aquí desde que trasladaron a la presa?
Vuelvo a escuchar pasos por el pasillo, justo a mi espalda pero los ignoro.
-Si, nuestras últimas guardias han sido aquí, hemos estado ocupados vigilando
Veo a Alex poner mala cara a Fernández, que está mirando por encima de mi hombro descaradamente y con las pupilas dilatadas.
-Normal que hayáis estado ocupados- suelta de la nada.
Y es cuando noto como un escalofrío me recorre la espalda, cuando noto su presencia.
Oh no.
Ahora no.
Me giro lentamente matando con la mirada a Fernández, que tiene la boca abierta mirando a Clara que viene con el pelo suelto y unos papeles en la mano.
No joder, no.
Intento ir hacia ella pero un rubio se me adelanta y sin pedir permiso a nadie levanta la mano de Clara y le da un beso en el dorso.
Yo lo mato.
-Nunca creí encontrar tal belleza, pero aquí estás, preciosa- oigo que le dice sin soltar su mano y aunque esté de espaldas a mi, sé que está sonriendo como hace con otras en la central.
La cara de Clara es de perplejidad y se ha quedado quieta en el sitio. Harto de esta situación voy decidido a separarlos, pero Alex me agarra y me dice que mire en su dirección.
Clara acaba de soltarse del agarre de Fernandez y tiene los ojos en llamas.
- Creía que sabría por su trabajo que es el espacio personal, pero veo que no - dice rodeando el cuerpo petrificado del capullo-. Y ahora si me perdonáis tengo que hablar con Samantha.
La vemos que se encamina a la puerta dejándonos a todos de piedra, pero Fernández la vuelve a hablar.
-Vaya, vaya ... nunca nadie me ha rechazado guapa y tú no vas a ser la primera. Porque no dejas a la presa y te vienes a tomar un café conmigo y empezamos de nuevo...
La observo atento cuando deja la mano a mitad de camino del pomo, se hace el silencio en el pasillo y veo la sonrisa que tiene en la cara, el capullo. Clara sigue sin hacer nada y yo cansado de verle con esa sonrisa me acerco para borrarla de un plumazo, pero una mano me toca el pecho, Clara.
-Le voy a decir un par de cosas- abro los ojos y veo que la sonrisa ha empezado a disminuir en su rostro, Alex y Marco miran la escena sin decir nada evitando interrumpir.
-Lo primero de todo, no me llame guapa ni ningún apelativo cariñoso, porque usted y yo no somos nada, ni siquiera nos conocemos. Limitesé a hacer su trabajo y dejemé que yo haga el mío. Lo segundo, la paciente tiene nombre, Samantha.
Por último le voy a pedir que no se dirija a mí sino es estrictamente necesario. No va a conseguir tener nada conmigo, conozco a los hombres como usted y no tienen nada que aportarme- dicho esto último y despegando la mirada de la cara de horror de Nicolás se despide de nosotros tres.
-Da miedo- dice Marco.
No escucho nada más de lo que dicen Alex y Marco, lo único que puedo escuchar son mis pensamientos en los que se encuentran ... rosas negras y cuatro palabras ...
Esa es mi chica.
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El carácter....no me digáis que no se parecen.
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Dama Geminis.
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Volver a encontrarte [Volver #1]
RomanceJorge Val. El chico que cualquier chica querría como novio, pelo castaño, ojos verdes, alto, fuerte.... Pero únicamente físico. O eso fue lo que pensó Clara, cuando se enteró de sus mentiras y engaños. Cinco años después, ambos se vuelven a encontr...