CAPÍTULO 9

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JORGE

¿Dónde estoy?

¿Qué hago aquí?

Miro a mi alrededor encontrándome en la nada, fría y oscura, todo está negro a mi alrededor,  no veo nada.

Me levanto del suelo y comienzo a andar sin rumbo alguno por esta negrura,  cuando oigo un susurro, me giro hacia el lugar donde supongo proviene el sonido pero no veo nada y a nadie.

Sigo dando palos de ciego, cuando una voz que viene de mi derecha empieza a murmurar y una luz se hace presente.

Corro hacia ella escuchando más alto la voz por cada paso que doy y cuando estoy a escasos metros me detengo .

Una mujer está de espaldas a mí,  su cabello rubio cae por su espalda hasta la cadera con suaves ondas y al darse la vuelta puedo apreciar sus ojos avellana y sus finos labios rosas,  todo en ella transmite finura y tranquilidad, pero lo que más destaca en ella es la luz que transmite su cuerpo y me ha guiado hasta ella .

-Hola, Jorge- dice ella .

Su voz es dulce,  tranquila,  es la típica voz con la que te podrías quedar dormido.

-Hola.

El silencio retumba por toda la sala hasta que ella se mueve a mi alrededor escrutando con su mirada a mi yo exterior, aunque no me extrañaría que estuviese mirando mi alma.

-Ella, está cerca.

-¿Quién está cerca?,  ¿quién es ella?

-Ella está cerca - vuelve a repetir.

-Quién es ella.

-Tu fantasma 

Todo se empieza a revolver a mi alrededor y la mujer que antes estaba enfrente mió desaparece tras una cortina de humo,  el suelo se mueve y yo creo desfallecer…

Suelto una fuerte bocanada de aire mientras me incorporo en la cama y me rasco los ojos,  es el cuarto sueño que he tenido esta semana relacionado con lo mismo,  una chica y un fantasma.

Miro la hora del reloj en la mesilla, las ocho y media de la mañana,  suspiro resignado y me levanto de la cama .

-¡Amore mio! - grita Alex cuando me ve por el pasillo de la central.

-Que pasa, Alex.

-Nada en especial,  Fernández acaba de salir con Sancho de patrulla y Jessica acaba de entrar por esa puerta- señala justo detrás mío -. Yo me voy,  nos vemos después de comer.

-Ni se te ocurra…

Demasiado tarde,  ya se ha ido detrás de ella.

Durante la mañana me encargo de patrullar por la ciudad,  pasando por varios hospitales,  no lo voy a negar y tampoco voy a negar la piel de gallina que se me ponía al ver entrar y salir a chicas.

Cuando llego de nuevo a comisaría hago  los informes que me pide el comisario y tomo declaración a unos pandilleros a los que se les pilló en pleno acto delictivo.

Ya por la tarde encuentro al hormonal Alex en su cubículo. Esto de hacer doble turno es agotador.

-Te he cubierto en la patrulla- digo apoyando una mano en su mesa.

-¿Te he dicho lo mucho que te quiero?.

-Demasiadas veces como para contarlas.

-¿Sabes algo nuevo?- susurra.

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