CAPÍTULO 22

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CLARA

En ningún momento quise fijarme en él, era arrogante, cargante... pero fue imposible no caer por esos ojos verdes, por esa sonrisa que pocas veces dejaba ver, por sus hoyuelos...

Era imposible que alguien- y por alguién me refiero a todas las chicas-no se fijara en él.

Pero sus demonios le ganaban la batalla a sus virtudes. Siempre había sido así, desde que le conocí no ví mejora alguna, pero ahora....

¿Sería capaz de confiar en Jorge, hoy por hoy?.

Daba la sensación de que sus demonios se habían disipado y que había cambiado, pero... ¿cómo puedo estar segura?.

Sé que todavía no puedo confiar al cien por cien en él, pero quiero hacerlo.

Miles de pensamientos se cruzan en mi cabeza mientras recorro el pasillo de maternidad.

Pienso en Jorge, en lo que hemos hablado y en como se ha comportado las veces que nos hemos visto. Como mis ojos buscaron los suyos en el atentado y como mi corazón latía cuando me acorraló en el pasillo.

Recorro los pasillos fijándome en las diferentes habitaciones de las que salen los llantos de los bebés.

Llego al control cinco minutos más tarde de mi turno, pero al no encontrarme con alguno de los jefes y ver allí a Óscar y Ángela, me relajo.

Ambos están hablando tranquilamente. Ángela levanta la cabeza y me ve llegar.

Me adelanto a ella levantando la mano a mi boca señalando que no diga nada y me apresuro a meterme en una habitación antes de que Óscar me vea.

Cierro con cuidado la puerta y al darme la vuelta me encuentro con Rose. Una chica embarazada de mellizos a la que ayude en clases de preparación al parto, con ojeras y en sus brazos una niña igualita a ella con un pijama rosa. A su lado, su marido en la misma tesitura, pero con un niño también muy parecido a ella pero vestido de azul.

Ambos niños lloran y aunque sus padres les intentan consolar sus berridos van en aumento.

Intento darles consejos para hacer que se calmen pero nada funciona. Están desbordados.

—Rose — la llamo —. No me importaría sacar a los niños al control y calmarlos allí para que podáis descansar ambos.

Ella no se lo piensa dos veces antes de tenderme a la niña y pasarme la cuna doble donde su marido ha depositado al niño y que ahora llora más fuerte. Dejo con cuidado a la pequeña al lado de su hermano y me dispongo a salir, viendo cómo la pareja respira aliviada.

—Te les traeré para la toma de la mañana , cuando hayáis descansado—digo con una sonrisa que ambos me devuelven.

Veo como su marido se tumba en la camilla libre y Rose se acomoda en la cama. Les sonrió y me despido de ellos. Cierro la puerta con cuidado y miro al control dónde está Ángela, ahora sin compañía.

Me acerco y los lloros de los bebés la hacen levantarr la cabeza. Me mira con una ceja alzada y una sonrisa. Esto de salvar a las parejas de la primera noche con sus hijos suele ser costumbre entre nosotras.

Da la vuelta al control de maternidad y se apresura a ponerse a mi lado mirando a los dos bebés con cabello azabache.

—Son preciosos—dice agarrando al niño con cuidado y llevándolo a sus brazos, acunándolo.

—Lo son y no veas cómo estaban los padres, se subían por la paredes.

Rio con Ángela y agarro a la niña, me mira con los ojos abiertos cuando la mezo en mi brazos haciendo que les vaya cerrando poco a poco.

Paso unos minutos moviéndome a lo largo del pasillo, dejando que apoye su carita encima de mi pecho haciendo que escuche los latidos lentos de mi corazón.

Acaricio su pelito azabache y veo que se ha quedado dormida. Vuelvo al lado de Ángela que ha conseguido que el pequeño déjase de llorar, pero sigue despierto. Pongo a su hermana en la cuna y me acerco hasta ella que está intentando escribir en el ordenador y sujetar al niño.

—¿Te ayudo?.

No espera a nada, me tiende al niño que me mira a los ojos y hace una muñeca con la boca. Pocos minutos después pasa igual que con su hermana y se deja caer en los brazos de Morfeo.

Ángela me mira con una ceja enarcada cuando dejó al niño al lado de su hermana.

—¿Qué pasa?—pregunto mirándola con una sonrisa.

—Nada, solo... que se te dan muy bien los niños.

—¿Nunca has pensado tener hijos?—me pregunta.

Y menuda pregunta.

Por que según lo dice, al único en el que puedo imaginar como el padre de mis hijos es a Jorge, bueno o eso pensaba hace cinco años. Pero me es inevitable imaginar a un pequeño bebe con el pelo castaño y mis ojos azules, ó, a una pequeña niña de pelo pelirrojo y ojos verdosos.

Y aun que parezca tonto, sonrío.

—O sea que sí.

—Sí, quiero tener hijos y no solo uno. Me gustaría tener tres.

Ángela abre mucho los ojos ante mi respuesta.

—Que claro lo tienes-dice divertida—. La cosa aquí es que los hijos no se conciben solos, a alguien tendrás en mente. A que sí pillína.

De nuevo sonrío y noto un leve calor en mis mejillas.

Por favor dime que no me he sonrojado.

Pero parece ser que el destino está en mi contra, porque efectivamente me he sonrojado y Ángela lo ha notado.

—Parece que sí que sabes quien va a ser el afortunado eh...—dice burlándose de mí.

Voy a contestar un no rotundo, pero la notificación de mi móvil me corta y cuando le saco de mis bolsillos y miro la pantalla no puedo evitar una sonrisa.

Pero qué me pasa, ni que estuviera en el instituto.

Es un mensaje de un número que no conozco, pero con leer el mensaje, sé que se trata de Jorge.

Y por lo que veo me está invitando a quedar con él después de mi turno, pero en plan amigos, ni que esto fuera a ser una cita...¿no?...

Por qué no lo es...

No–Lo–Es.

La sonrisa no se me borra cuando escribo, mando el mensaje y le agrego como neandertal.

Noto la mirada de mi amiga sobre mi, pero no la hago caso hasta que apagó el móvil y me lo vuelvo a guardar.

—Vaya, vaya...así que sí hay un afortunado.

Me quedo en silencio un momento y pienso en él, pero rápidamente descarto todo lo que se me acaba de venir a la cabeza. Es mi amigo, ¿no?. Pero es imposible no decir lo primero que pienso.

—Puede ser.

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Ya estamos on fire chiquis, se que he tardado en publicar y ponerme de nuevo con la historia, pero os recuerdo han sido los exámenes. Pero tranquilo todo el mundo que traigo puestas las pilas y tengo varias sorpresitas.

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Dama Geminis.

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