CAPÍTULO 20

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CLARA

Observo como toma asiento a mi lado y me mira detenidamente. No puedo negar que no me haya sorprendido verle con el ramo de flores. La verdad, pensaba que no las encontraría o que se aburriría tarde o temprano y acabaríamos separándonos y yendo por caminos contrarios.

Pero no, aquí está, sentado a mi lado, mirándome para no perderse detalle de mi reacción.

Me gustaría decir que estuve seria e impasible como una roca, pero viendo esos ojos verdes que me miraban con adoración, no pude evitar sonreír.

Dejando las flores a un lado de la mesa, recuerdo todo lo que ha pasado esta tarde. El miedo que he sentido cuando me han acorralado contra la pared y me han apuntado con un cañón, pero nada se puede comparar con el terror que sentí al ver al ex novio de Samantha coger al niño en brazos y con una pistola recorrerle todo el cuerpo. No sé cuánto tiempo estuvimos allí pero nada más salir de la habitación, lo único que quería era encontrarme con esos ojos.

Los mismos que me miran ahora mismo.

Retiro el café y me siento de manera que le pueda mirar directamente.

-Te dije que si conseguías un ramo de rosas negras podríamos hablar.

Sus ojos brillan y una sonrisa se dibuja en sus labios.

-Cierto- dice bajando la cabeza, haciendo que el flequillo le tape parte de la cara-. Pero ahora que te tengo delante hablándome es como un sueño. Sabes que lo estás viviendo, pero no te lo crees.

Me mira a los ojos y acto seguido, estiro el brazo, agarrando con mis dedos parte de la piel de su brazo y ejerciendo fuerza con ellos.

-¡Au!.

-¿Ahora te lo crees?- digo retirando la mano y tomando un sorbo de mi café, para ocultar mi risa y la rojez en mis mejillas.

Esto es más divertido de lo que creía.

-Si, ahora me lo creo.

Se frota la parte dañada del brazo, mientras frunce el entrecejo.

-No seas exagerado, solo te he pellizcado- digo poniendo los ojos en blanco.

-Claro, ahora que eres enfermera lo sabes todo- dice con una sonrisa burlona

-Y tu policía, deberías de estar acostumbrado al dolor.

Nos quedamos en silencio mirándonos. ¿Cuándo fue la última vez que hablamos sin intentar rompernos la cabeza mutuamente? ... seguramente cuando empezamos a salir.

-Has cumplido tu sueño- dice él interrumpiendo la conexión de miradas-. Yo hasta hace tres años no tenía ni idea de que iba a hacer con mi vida.

-Mientras hagas algo que te gusta...

Aunque he podido comprobarlo está tarde, que te gusta y te llena tu trabajo. Estabas decidido a tirar la puerta abajo- digo riendo.

Y era verdad, sus palabras las habíamos oído todos los que estábamos encerrados.

Las mejillas de Jorge se tornan rojas y titubea antes de contestar.

-Si, quería entrar. Pero solo porque estabas tú.

El ambiente se vuelve pesado, bajo la cabeza, para que su penetrante mirada no pueda ver lo roja que me he puesto. Una vez que me cercioro que he vuelto a mi color natural, la vuelvo a levantar, rompiendo el silencio que acabamos de crear.

-Bueno, no creo que te hayas recorrido varias floristerías solo para preguntarme sobre mi trabajo.

-En parte sí, pero quería preguntarte sobre un tema en concreto.

Volver a encontrarte [Volver #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora