CAPÍTULO 13

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JORGE

Todavía no me lo creo. Sigo sintiendo su mano en mi cara y escuchando el sonido que ocasionó el impacto.

Y menudo impacto, que fuerza.

Vale. Puede que no haya sido la mejor manera de empezar que teníamos, pero no todos los días se te pone enfrente la chica en la que llevas pensando cinco años.

Me sentí tan frustrado cuando me dí cuenta de que no me iba a dirigir la palabra, en cuanto tuve ocasión quise dejar las cosas claras, pero en vez de un abrazo de reconciliación y una pequeña cita como me imaginé que sería después de verla en la grabación de la discoteca, me llevé un tortazo con todas las de la ley. En qué momento se me ocurrió agarrarla del brazo...

Me retuerzo entre las sábanas y me paso las manos por el pelo pensando en que haré cuando la vea de nuevo.

No quiero presionarla, quiero que las cosas fluyan, quiero arreglar lo que pasó en el pasado y que volvamos a ser amigos, y a lo mejor en un futuro….

Para el carro Jorge, despacio.

Con estos pensamientos rondándome la cabeza me levanto de la cama para asearme, todavía tengo tiempo.

Cuando me he duchado, desayunado y me he lavado los dientes, me visto y salgo por la puerta de la casa en dirección a la comisaría.

Estoy apunto de arrancar en un semáforo cuando recibo una llamada de Alex, que dejo sonar, estoy conduciendo y no quiero ninguna distracción.

A los pocos segundos está llamando otra vez y le vuelvo a ignorar.

Tres.

Cuatro.

Hasta cinco llamadas perdidas de Alex en menos de tres minutos. Cuando empieza a sonar el tono de llamada con los Gemeliers por sexta vez maldigo a mi hermana Olimpia y el día en el que le deje el móvil.

Esta vez cojo el móvil que descansaba en el asiento del copiloto y pongo el manos libres a la vez que acepto la llamada.

-¿¡Qué cojones quieres Alex!?- no contengo el enfado.

-Vaya … veo que la princesita se ha levantado con mal pie- ríe .

-No- siseo mientras miro a un camión que va por debajo del límite de velocidad y está entorpeciendo la circulación.

-No será por una pelirroja que yo me sé, ¿no?.

Aprieto el volante, como odio que utilice el apodo que yo solo  uso con ella. Giro el volante y paso al camión.

-No- miento.

-Que mal se te da mentir compañero, pero tranquilo,  tengo la solución para todos tus problemas.

-¿A sí?.

-Si.

-Mira tú dime que nos han dado la tarea de vigilar a la reclusa y te doy un beso en los morros en cuanto llegue a comisaría- digo burlón.

Silencio, no se oye nada en la otra línea.

-¿Alex?- pregunto.

Se oye su risa de fondo, seguro que se está riendo de algún meme que ha visto en internet y  está conteniendo la carcajada.

-Mas te vale haberte lavado los dientes esta mañana porque me vas a querer dar un beso con lengua y todo- dice riendo.

Dejó de respirar por un segundo, me está tomando el pelo.  Seguro.

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