CAPÍTULO 27

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CLARA

¿Sabéis lo que es besar unos labios que ya eran conocidos para ti, pero que al besarlos después de un tiempo los sientes como si fuera la primera vez?.

Hace apenas unos días yo no lo sabía, ni siquiera lo imaginaba pero la vida me hizo sentirlo en carne propia.

Fue inesperado, intenso, apasionado, pero también fue tierno y lento por momentos. Yo he sido siempre de las partidarias de que los hechos dicen más que con palabras y ese beso, fue ¿como explicaros?... se sintió auténtico, en él pudimos expresar todo lo que sentíamos. Sentí como esa flama que creía extinguida volvía a resurgir con un fulgor abrasante.

Los días siguientes, estuvieron llenos de mensajes dándonos los buenos días, las buenas noches y de vez en cuando hablábamos de lo que ocurrió y cómo nos habíamos sentimos.

Todo lo que estaba viviendo parecía sacado de una de las tantas novelas de romances que tenía en mi piso. Sinceramente no me lo podía creer. Era como si volviera a tener diecisiete años y estuviera descubriendo de nuevo lo que es querer a una persona.

Sí, quiero a Jorge Val. Todo lo que en un principio sentía por él, el más profundo odio, rechazo y resentimiento era una careta que me ponía para que no viera todos los estragos que su persona hacía en mí.

El hospital hoy está tranquilo y por suerte no me he encontrado con mi "maravilloso"–nótese el sarcasmo— jefe. Cada vez que me ve por los pasillos me llama por ese estúpido apodo: Garfield. Y me encantaría odiarlo, pero siempre después de llamarme así, se ríe con sus blancos dientes y me desarma completamente.

Para mí mala suerte, Adrián pasa enfrente del control de maternidad, donde estoy yo sola y se para.

—Hola Garfield—de nuevo me sonríe de esa manera, y se apoya en el mostrador.

—Doctor Castell—digo de manera seca.

Nos miramos a los ojos después de recoger unos documentos que se me habían caído al suelo.

—¿Cuántas veces te he dicho que me puedes llamar Adrián?.

—¿Cuántas veces le he dicho que deje de llamarme Garfield?—contraataco.

Una mezcla entre una risa y un suspiro se hace presente cuando me siento en la silla frente al ordenador dando la conversación por terminada.

—Muchas, me lo has dicho muchas veces.

—Tantas como usted me ha dicho que te llame Adrián, ¿no, Doctor Castell?—me giró de nuevo para mirarle, encontrándome con sus ojos grises, escrutándome—. Cuando deje de llamarme así, yo haré lo mismo.

—Sabes que no lo dejaré de hacer, Clara.

Oh–Dios–Mio

Mi nombre pronunciado de esa manera, ha sonado no sabría explicarlo, pero su voz ronca y el susurro con el que lo ha pronunciado ha conseguido alterar completamente mi cuerpo.

Me recompongo como puedo después de quedarme en shock más de lo esperado y le contesto:

—Entonces yo tampoco pararé Doctor Castell.

Vuelvo mi vista al ordenador donde estoy haciendo el informe de alta de una paciente. No se mueve, no se va y tampoco dice nada. Simplemente está parado, mirándome.

—¿Quiere algo?—pregunto.

—Quiero muchas cosas. Pero lo primero, es que vengas a cenar conmigo.

Lo primero que pienso después de lo que ha dicho, es si he oído bien. Pero viendo como se pasa una mano por el pelo e intenta acomodarse la bata, se que he oído perfectamente.

Volver a encontrarte [Volver #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora