CAPÍTULO 34

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JORGE

Llevo una semana sin saber de ella. Después de lo que ocurrió y de echar a Zahira de mi casa, me cogí vacaciones. Era imposible concentrarse en otros casos cuando tiénes en la cabeza otros asuntos.

He intentado llamarla, escribirla, mandarla correos, ir a verla al hospital… pero lo único que he recibido ha sido su contestador de voz, mensajes sin leer y más de un insulto del segurata del hospital. No tengo ni idea de donde puede estar, fui a probar suerte en su piso, pero una vecina suya me dijo que se había ido a principio de semana y no había vuelto.

Tirado en la cama alcanzo mi móvil y marcó su número.

Contesta, venga nena, contesta al teléfono…

Pero como ha pasado las otras treinta y cuatro veces, me salta el contestador.

—Hola, soy Carla, si quieres contactar conmigo deja un mensaje.

Antes siquiera de que suene el pitido cuelgo y vuelvo a tirar el móvil a alguna parte de la cama. En qué momento hemos retrocedido 5 años, con lo bien que íbamos… y por no pensar con la cabeza la he vuelto a liar.

Un deja vú se asienta en mi cabeza y recuerdo vagamente lo ocurrido hace unos años, parece como si la historia se volviera a repetir.

Llevábamos ya varios meses de tira y afloja y por culpa de mis idioteces voy a perder a la persona que se ha preocupado por mi ,la persona que me ha amado sin importar mi pasado, si es que soy imbécil.

Me adentro por una calle , mientras que con mi mano derecha tecleo su número de teléfono, mis dedos están rojos por el impacto de antes y  me dificulta un poco , pero cuando consigo marcar los nueve dígitos me llevo el móvil a la oreja .

Un pitido...

Dos pitidos….

Tres pitidos…..

Cuatro pitidos…….

Cinco pitidos…….

Me alejo el móvil de la oreja con frustración , pero cuando vuelvo a dirigir la mirada al teléfono veo que se ha descolgado.

—¡¿Clara?!

—Hola soy Clara , en estos momentos no puedo atender a tu llamada, seguramente esté leyendo–se escucha su risa de fondo —. Así que , mándame un mensaje o llámame más tarde , hasta luego- y el buzón de voz se calla ,dando paso al final de la llamada.

Camino un rato en dirección a mi casa, la he intentado llamar otras cuatro veces y a ninguna ha contestado , es imposible que me conteste después de eso…

Todo recuerdo se desvanece cuando oigo como llaman a la puerta muy insistentemente. No me da tiempo a levantarme cuando de nuevo están llamando pero ahora más fuerte que antes.

– Voy, ya voy.

Una vez digo eso los golpes cesan, me apoyo en la puerta para ver si oigo algo al otro lado y nada. Dejo puesta la cadena de seguridad y abro lo que está me permite dejándome ver a un Alex muy serio.

Vuelvo a cerrar la puerta, ahora sí, quitando el seguro y abro para recibirle. Pero lo único que recibo es un puñetazo en el centro de la nariz que me impulsa hacia atrás dejándome ver a  Alexa enfurecida. Sus ojos están inyectados en sangre y sé con seguridad que si esta mujer llega a estar en el ejército, no habría tropa que no se rindiera ante ella.

–Sucio bastardo, gilipollas y gigoló. No te bastó con hacerla daño una vez. Te dí una oportunidad cabeza alcornoque y la has echado a perder. Si es que … la cabra siempre tira al monte, ¿no?.

Me quedé quieto. Si me movía ella era capaz de cortarme las pelotas aquí mismo.

– Te voy a decir una cosita antes de irme satisfecha por el puñetazo que te he dado, ni se te ocurra ir a verla a casa de sus padres. Suficiente la has hecho.

–¿ A casa de sus padres?- pregunté agarrándome la nariz que comenzaba a sangrar.

Su semblante cambió radicalmente a uno pálido, casi transparente. Y en ese momento supe lo que tenía que hacer. Agarré las llaves del coche y una sudadera y salí por la puerta dejando en el interior de mi casa a mi amigo y su chica.

Salto las escaleras de dos en dos acelerando mi paso y cuando estoy a punto de subirme al coche la voz de Alexa me detiene. Está asomada a la ventana.

– A dónde narices crees que vas.

– Tengo que hablar con ella. Lo necesito…

Volver a encontrarte [Volver #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora