WolverShield

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#wolverine #WolverShield #corto #spiderman #capitanamerica

Había transcurrido tiempo desde la última vez que se vieron. Lo suyo fue tormentoso a la vez que doloroso para ambos. Perdieron todo tipo de contacto desde entonces y la verdad lo prefería así. Hurgar entre los recuerdos sólo empeoraba las cosas. Pero no siempre todo sale como uno lo espera y ese día se dio cuenta.

Fue enviado a una misión en Madripoor por el director de Shield, Nick Fury y, pese a que lo relevaron de la misión, el joven arácnido se coló en la nave desobedeciendo una orden directa.

En camino a su destino, escuchó un sonido proveniente del techo y activó el piloto automático para ir a verificar quién era el intruso. Un simpático Hombre Araña colgado del techo con su telaraña lo saludó.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó serio.

—Pensé que podría serte de ayuda. —fue la respuesta de Peter, con su buen humor habitual. —¿Quién no nos querría juntos?

Steve estaba seguro de que, bajo la máscara, ocultaba unos ojos de cachorrito y una sonrisa lo suficientemente tierna para convencer a cualquiera y ablandar el corazón más duro.

—¿En serio quieres que conteste? —se limitó a contestar para volver al asiento del piloto y tomar el control de la nave.

Araña, veloz como un rayo, se sentó en el lado del copiloto y lo observó atentamente. No recordaba mucho acerca de quién era su padre. Lo único que sabía se lo contó su tía May, con la que vivía. Era un superhéroe que salvaba el mundo. No supo nada más, por muchas preguntas que hiciera.

Llegando a Madripoor, tuvieron que salir de la nave en unos paracaídas ya que hubo daños y algunos misiles los derribaron en el aire para luego hacer un aterrizaje digno del heroísmo. La ciudad era luminosa y ostentosa. Nadie sospecharía que en ella se ocultaba el responsable de querer destruir el planeta con misiles nucleares.

Peter realizó un par de bromas y dijo que aquello parecía el nivel inicial de un videojuego. Razón no le faltaba pero, para el villano, el planeta era el objetivo a destruir y ellos, al estar en su juego, perecerían sin más. Sólo S.H.I.E.L.D tenía en su poder el código de aquellas armas y si el hacker lo descifraba se acabaría todo. El juego terminaría porque ya no quedaría nada por lo qué luchar.

En un recinto abandonado se encontraron con la persona que el Capitán menos esperaba: Wolverine. ¿Era demasiado pedir no verlo más? Bien, con suerte no se dirigirían la palabra a menos que fuera para la misión.
El lobezno desgarraba unos androides disfrazados de ninjas con sus mortales garras y Peter, temeroso, se escondió detrás del Capitán. Ya se había enfrentado con Wolverine un par de veces y en ambas casi lo aplastaba o le clavaba una garra. Ese hombre era para temerle.

Lo que presenció a continuación no se lo imaginó ni en sus sueños más descabellados. Cuando Wolverine sacó las garras y corrió para abalanzarse sobre su oponente, pegó el grito en el cielo y se alivió cuando vio que el escudo se alzaba como una barrera protectora.
La pelea fue intensa, tanto que creía que se comerían vivos. El choque del adamantium en el escudo de vibranium fue lo que convenció al lobo de que era el auténtico Capitán América.

—Existe sólo una sustancia que resiste mis garras de adamantium. El vibranium.

Se miraron por unos segundos y Steve sonrió cortésmente como toda respuesta. Aunque incómodo, vino el apretón de manos y un comentario sarcástico de Wolverine hacia Peter, a quien llamó insecto molesto.

Sin más preámbulos continuaron su camino. Debían concluir la misión antes de que al desquiciado aficionado a los juegos le diera por terminar de descifrar aquel código.

Nivel tras nivel, comprobaron que definitivamente resultó ser un juego y no vieron más allá de lo obvio. Pelearon con Hulks, versiones robotizadas de sí mismos, un centinela e incluso un cohete en forma de cabeza gigante. En ningún momento, afortunadamente, se detuvieron a charlar sobre el pasado.

Al terminar el juego, escucharon claramente unas quejas (lloriqueos, según Wolverine) que venían de un cuarto contiguo.
Derribaron la puerta y dicho villano era nada más ni nada menos que un niño pelirrojo, denominado Arcade. Al Wolverine amenazarlo con matarlo poniendo sus garras enfrente de sus narices, canceló el lanzamiento de los misiles.

El mundo estaba a salvo.

Ahora bien, ellos tenían todo un historial pendiente con cuentas que nunca fueron saldadas. Regresarían a casa y cada uno tomaría su propio camino para no volver a cruzarse, de eso estaban seguros. Su historia simplemente no tuvo un final, pero por más que les doliera fingían que no les importaba.

Logan no sabía que Peter era su hijo. Steve nunca se animó a decirlo. Ni siquiera le había dicho que también era suyo. Todo con tal de protegerlo, pensaba.

Ser un superhéroe era riesgoso y conllevaba muchos sacrificios. Y si debía elegir entre luchar por el bienestar de Peter sacrificando su  propia felicidad y quedarse con él mientras el mundo estaba en peligro hasta que no quedara nada de él, elegiría sin duda lo primero. Siempre.

Porque la felicidad y el bienestar del mundo como el de su pequeño Peter pesaban junto con el escudo a sus espaldas. Era su responsabilidad. Todo estaba en sus manos.

Al darse la vuelta para volver a casa luego de dejar a Peter en la de su tía, tuvo que admitirlo. Se le salieron las lágrimas.

Sin duda alguna, todo aquello dolía mucho y lo guardaría como uno de sus recuerdos más dolorosos y preciados en conjunto con aquel hombre quien, por salvaje que fuera, le robó el corazón de alguna manera.

El juego en realidad terminó.

El juego de su amor.

✨FIN✨.

Cortos Multishipps ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora