Steve trans (parte 2)

100 11 1
                                    

#corto #Stony #stevetrans 

Decir que tenía una leve obsesión con las faldas era decir poco. Steve siempre tuvo ese particular gusto por la ropa femenina, especialmente por las faldas y más si eran cortas. De alguna manera se sentía sexy cuando las usaba, lo cual hacía pocas veces. Por lo general las usaba en casa, pero ese día, como irían de visita a casa de un amigo de Tony, decidió que se pondría una. Ésta era una falda escocesa que le llegaba un poco más arriba de la rodilla. La combinó con una camisa negra y unos zapatos del mismo color. Se miró al espejo, haciendo una mueca. No es que tuviera baja autoestima, todo lo contrario. Era seguro de sí mismo, el problema eran las demás personas que siempre se metían en la vida ajena.

—¿Estás listo, cariño? —preguntó Tony terminando de arreglarse y quedó boquiabierto, con un hilo de baba casi en la comisura de su labio. —Wow.

Steve sonrió tímidamente, con un pronunciado rubor en sus mejillas. Había cumplido con su objetivo.

—¿Nos vamos?

Tony asintió sin apartar la mirada de lo bien que se veía su esposo y lo tomó de la mano para salir de la casa.

††††

Al llegar a la casa de dicho amigo, se escuchaban risas y una que otra conversación. Cuando Tony entró su amigo fue el primero en saludarlo. Sin embargo, cuando Steve entró, todos se callaron y se quedaron mirándolo. Aquello lo hizo sentir muy incómodo y recién habían llegado. Los murmullos no se hicieron esperar.

Era una reunión informal y Rhodey, el anfitrión puso música. Todos volvieron a charlar animadamente. Más de uno se quedó mirando aquellas bien formadas y esbeltas piernas que poseía Steve. Uno de ellos, incluso, llegó al descaro de fingir recoger una “servilleta” que se le había caído al suelo sólo para levantarle la falda y meter mano entre sus piernas.

—Yo... Debo ir al baño, disculpen.

Totalmente avergonzado se paró de la mesa donde estaban todos reunidos. No esperó respuesta y huyó encerrándose tras la primera puerta que encontró. Cuchicheos y carcajadas volvieron a llenar las paredes del lugar. Rhodey se disculpó con Tony, que fue en busca de su esposo.

—Amor, ábreme. ¡Steve!

La puerta se abrió lentamente y un muy avergonzado y lloroso rubio buscó consuelo en él, abrazándolo. ¿Cuál fue el mal que hizo? Él no tenía la culpa. Le correspondió el abrazo y besó su cabeza.

—Llora todo lo que necesites, cielo. —acarició los rubios cabellos. —Está bien que llores. Tú no tienes la culpa.

Así permanecieron un rato hasta que Steve se sintió mejor y dejó de llorar finalmente. Tony le secó las lágrimas con sus pulgares y dejó un beso en sus labios.

††††

El resto de la reunión transcurrió sin preocupaciones hasta que llegó el momento de la despedida. Al salir de casa de Rhodey, fueron al supermercado y compraron mucho helado e incluso peluches. ¿Por qué los peluches? No lo sabía pero hacía unas semanas que Steve actuaba un poco extraño.

De vuelta en casa, Steve subió a la habitación y se puso su pijama. Tony desempacó  todo y metió los helados en el congelador para luego ir arriba y buscar dónde poner los peluches, los cuales no tenía ni idea de para qué eran.

Steve se los quitó para ponerlos en la cama y recostarse en medio, como un niño. Abrazando uno, pidió que le trajera un helado y Tony, aún confundido, bajó de regreso a la cocina para conseguir el helado. Volvió a la habitación y Steve, apenas vio el tarro de helado, corrió al baño devolviendo todo lo que había comido.

Tony comenzó a perder la cabeza.

¡¿Qué carajos estaba pasando?!

Cortos Multishipps ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora