Only A Dream

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[Corto sin continuación. Shipp Stony ❤️💙].

💙

Inverosímil. Dicha vista parecía más un sueño o una mala jugada que la realidad, pero ésta le pateó con fuerza quitándole la confusión de un solo golpe. No, no sabía dónde se encontraba. Estaba perdido. Perdido en algún punto del espacio, o del tiempo. No estaba perdido en el espacio, ya tenía un punto a su favor. Entonces, ¿qué era este lugar? Y lo más importante, ¿cómo llegó?

Tiritó levemente al sentir la brisa jugando con su cabello. Buscó con la mirada algún rostro familiar entre los peatones que por ahí pasaban. No tuvo éxito. No podía rendirse. Miró hacia arriba y a los lados, tampoco encontró nada. Nada de lo que conocía se hallaba presente. Respiró profundo. Siguió caminando. En unas cuadras se topó con un puesto de periódicos. ¿Todavía existían? Dejó a un lado su paranoia y compró uno. Ah, el famoso Daily Times. Desubicado totalmente, lo primero que miró debajo de aquella caligrafía que encabezaba el diario fue la fecha.
“Mal.di.ta sea”, pensó y de repente sintió la garganta seca. 4 de Julio de 1943. Revisó nuevamente para comprobar que su subconsciente no lo estuviera engañando. En efecto, era completamente real. 4 de Julio, día de la independencia estadounidense. Se escuchaban cantos a coro, redobles de tambores, en fin... Toda una ceremonia. Caravanas enteras recorrían las calles de la ciudad, con aires festivos, ondeando la bandera de barras y estrellas, que se mecía orgullosa. Oh, América, bendita seas.

Eso no fue todo. Quedó tan anonadado con dicho espectáculo que, al sentir a alguien al lado suyo, giró la cabeza como el exorcista para ver quién era. Imposible no reconocerlo adonde sea que estuviese. Su sola presencia era inconfundible y más con esos llamativos colores, igual que la bandera.
Tal vez podría ser un sueño, tal vez no. No importaba. Lo disfrutaría.

Algo dentro de su cerebro hizo clic y le decía que era tan sólo un sueño y debía salir de ahí. No, no quería. Para afrontar nuevamente la realidad trágica, prefería quedarse en aquella fantasía. Al menos lo vería por última vez.

No tenía idea de cómo no se cayó de rodillas y se arrancó el pellejo cuando recibió aquella noticia. El día del funeral acudió al cementerio y se obligó a tragarse todas las lágrimas, viendo cómo aquél féretro era bajado hasta tocar la tierra. La bandera descansaba sobre el cajón de madera. Palas y palas de tierra lo cubrieron y una lápida fue colocada. Escrito en aquella grisácea superficie, estaba aquél nombre que nunca pensó vería en una de esas: Steve Rogers.

††††

—¡Tony! ¡Tony, despierta! ¡Iron Man!

Un alterado Steve trataba de despertarlo de su, inconsciente, pesadilla. Asustado, el genio despertó finalmente y, con la respiración agitada y el corazón latiendo a mil por minuto, lo miró fijamente como queriendo cerciorarse de que en verdad era él y no una ilusión.

—¿Cap? ¡Steve! —necesitaba tocarlo. Se aferró a él mediante un abrazo, uno bastante fuerte. En verdad era él.

—Me asustaste, baboso.

Sus palabras lo hicieron reír. Ay, su dulce y siempre correcto Cap. ¿Qué haría sin él?

—Te extrañé, Steve.

—Siempre estuve aquí, Tony.

[Pensaba hacerlo con final tristón, pero preferí darle este final dulce. Besos ✨].

Cortos Multishipps ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora