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En la Torre de los Vengadores reinaba un silencio absoluto. Pareciera que todos se habían esfumado, pero lo cierto era que todos preparaban una sorpresa para festejar el aniversario de los líderes del equipo, aunque al final ellos serían los sorprendidos.
Cuando Tony salió del taller, se encaminó hacia la cocina para tomar algo que le quitara la sed y ni siquiera se fijó en la decoración de la sala. Al volver a pasar, ésta vez sí se fijó aunque pensó que era alguna especie de broma al no ver a nadie.
“Ni siquiera es el día de los inocentes”, pensó para ir a su habitación. Necesitaba una refrescante ducha y, por supuesto, estar con su esposo, el cual no salió de la habitación en todo el día. ¿Sorprendido? Por supuesto. ¿Confundido? Igual.
—¿Steve? ¿Está todo bien?
Silencio. Parecía que el rubio no quería ser visto ni molestado, así que no insistió. Como Alfa, sabía que no se debía molestar a un Omega cuando éste necesitaba su espacio. De lo contrario, lograría que lo viera como un intruso y lo atacaría. De paso, no le hablaría en semanas y sí, lo dejaría sin fondue.
Cuando fue a buscar ropa para ponerse al salir del baño, notó que el guardarropa se encontraba vacío. ¿Dónde fueron a parar todas sus prendas?
Se encogió de hombros. Se pondría la bata de baño mientras tanto. Con eso le era suficiente. Pero tampoco la encontró. De acuerdo, esto ya era el colmo. Ahora no podía dejar de pensar en qué habrá hecho Steve con toda esa ropa.
En una esquina, vio algo parecido a un nido. Un nido hecho con ¡su ropa! Se acercó y notó a su rubio compañero dentro del nido, acurrucándose como un gatito intentando impregnar el olor de las prendas en su piel. Se veía adorable dormido, tenía que admitirlo. Ya nadie hacía nidos, pero recordó que Steve era un chico de viejos hábitos y el hecho de ver uno por primera vez lo enterneció.
Aunque le parecía lo más adorable del mundo, decidió investigar sobre eso de los nidos y se enteró de que los Omegas solían hacerlos cuando extrañaban al Alfa y este estaba mucho tiempo lejos, cuando les llegaba el celo y, sobre todo y el más importante, en el embarazo. Muchos de los Omegas daban a luz en el nido, aunque ya eso había cambiado con lo de los hospitales.
Lo del embarazo le dio curiosidad. ¿Steve, embarazado? Una vez lo vio vomitar justo acabando de comer, pero Steve le dijo que se encontraba bien y que la comida simplemente le cayó mal. En otra ocasión, se lo tuvo que llevar en brazos a la Torre cuando terminaron una misión y todo porque se había dormido. Y justo hace dos días lo había visto comerse unos Nachos con extra queso y guacamole. Eso le extrañó puesto que el mismo Steve aseguraba detestar la comida chatarra pero,por alguna extraña razón, ahora no dejaba de comerla.
Investigó todos aquellos síntomas y sí, el resultado lo dejó boquiabierto. Su Omega estaba embarazado.
Esto sería emocionante y muy difícil.
Cuidar a su Omega y su cachorro sería todo un reto.
No podía ser tan complicado, ¿verdad?
¿Verdad?
