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1872 Stony

Esconderse para hacer el amor mientras fingían que se odiaban frente a los ojos de los demás era una constante para Steve y Tony. Todo por los comentarios que correrían al día siguiente. Nadie en el pueblo de Timely dejaría de hablar sobre ellos. Bien dicen que pueblo chico, infierno grande.

No podía ser más verídico. En aquel pueblo todos se conocían, todo se sabía. Nada nuevo pasaba allí.
Steve Rogers, el sheriff, era apreciado y querido por los pueblerinos. De trato afable y honesto, lo consideraban el protector y héroe del lugar. Lo contrario ocurría con el mecánico, Tony Stark, mejor conocido como el alma en pena, el borracho de mala fama. También uno que otro solía decir que era un ermitaño solitario.

Si bien era cierto, poco le importaba. La única persona que le interesaba realmente era el sheriff.

Corría el año 1872 por aquel entonces. Despreciable y so pena de muerte era el homosexualismo. Sin embargo, ellos correrían el riesgo. No importaba si no podían gritar su amor a los cuatro vientos, con ellos saberlo bastaba y sobraba.
Si estaban destinados a morir juntos, morirían juntos para encontrarse en las demás vidas.

Una voz familiar llamó la atención de Steve al pasar por el taller un día de esos donde el Sol, en su punto más alto, brillaba con luz cegadora y calor fulminante. Se trataba de la canción que lo escuchaba cantar a menudo cada vez que pasaba por ese sitio.

“Oh Danny boy
I love you so, I love you so
Danny boy”

Inevitable caer rendido ante esa voz melodiosa y esa canción hermosa al tiempo que desgarradora. Sí, desgarradora. Acerca de una historia de amor sin final feliz, le destrozaba el corazón.

—¡Hey, Sheriff! —lo llamó el pelinegro. En su mano derecha, una botella de whisky y en su izquierda un tabaco. Lucía extremadamente feliz y despreocupado, como si no existiera nadie más que ellos.

El rubio se acercó y, ya bajo techo, estuvo lo bastante cerca como para robarle ese beso que tanto ansiaba desde hacía semanas y que no le pudo dar. Compensaría los días de ausencia con besos y caricias, haciendo el amor hasta quedar sin aliento y sus labios ya no sintieran, hasta que sus manos se cansaran de tocar el cuerpo ajeno y hasta que sus ojos azules se perdieran en aquellos color café.

Si los descubrían, ¿qué importaba? Si los juzgaban, por amor lo soportarían. Nadie mejor que ellos mismos comprendía lo que significaba el amor verdadero. Entregarse al otro sin esperar nada a cambio, incondicionalmente. Se amaban y eso era suficiente.

Si se hubieran podido casar, Dios sabía que lo hubieran hecho. Mas tuvieron que conformarse con amarse a escondidas por estar prohibido que dos hombres se amaran como ellos lo hacían.

La ropa comenzó a estorbar poco a poco y en menos de un minuto estuvo toda en el suelo. Hicieron el amor imperiosamente, Steve lo aprisionaba entre sus piernas mientras Tony lo embestía una y otra vez. Para callar sus gemidos, lo besaba apasionadamente.

Así podían durar todo el día, toda la noche. Sencillamente amándose como no existe otro tipo de amor en este mundo.

Un amor puro y sincero. Un amor prohibido para la sociedad, pero real para ellos.

Un amor que, probablemente en otra existencia, podrían gritar al mundo entero. Uno que no se esconda jamás.

Porque el amor era demasiado hermoso para estar escondido.

✨FIN✨.