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EMH Stony

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Hacía un calor asfixiante ese día y, para combatirlo, pidieron helado a domicilio porque no daban ganas ni de salir. Tony había pedido a Jarvis, su mayordomo virtual personal, que no dejara a nadie entrar al taller. Nadie excepto una persona: el Capitán América.

Por más calor que hiciera, sí o sí debía tomar su dosis diaria de cafeína porque de lo contrario no funcionaría por el resto del día como era debido. Trabajaba en uno de sus nuevos inventos cuando escuchó pasos detrás de él. Sus ojos brillaron cuando una mano colocó la taza de café sobre la mesa y sintió que lo abrazaban. Era un abrazo cálido que lo hizo ronronear como un gatito. No era precisamente dado a las muestras de afecto, pero no podía decirle que no a ese rubio fortachón que, más bien, parecía un cachorro enorme.

Se dio la vuelta entre sus brazos para besarlo dejando caer una de las herramientas que se encontraba en su mano. Ésta fue a parar a sabrá Dios dónde y un rayo de luz salió de la nada dándole a Steve. Tony se sorprendió un poco. En un abrir y cerrar de ojos, estuvo solo. ¿Desapareció? ¿Adónde se había ido?

Una vocecita infantil a sus pies llamó su atención. Miró hacia abajo. Un niño de aproximadamente dos años estiraba sus bracitos hacia él mientras lloraba. ¿Steve? ¿Su Steve? ¿En qué momento se encogió de esa manera?
Se agachó para estar a su altura y lo cargó en brazos. Automáticamente el pequeño rubio dejó de llorar y se llevó el dedo a la boca mientras se acurrucaba en su hombro.

Esto ya era el colmo de lo confuso.

†††

—¿Estás diciendo que el anciano se convirtió en un niño? Es broma, ¿verdad? —preguntó Ojo de Halcón, incrédulo como siempre.

—Comprueba por ti mismo si es broma o no. —contestó el pelinegro tomando otra taza de café.

—¡Mamita!

Un muy pequeño Steve corrió hacia Ojo de Halcón como sus cortas piernas se lo permitieron para abrazarlo. No le llegaba ni a la rodilla, cabe destacar.

Tanto Thor como Pantera, Hulk, Avispa y Tony rieron. El niño pensó que era su madre y Ojo de Halcón no sabía qué hacer o decir.

—¿Qué? ¿Cómo que “mamita”? Yo no soy tu mamá, mocoso.

El pequeño lo miró con un puchero de lo más adorable y los ojitos cristalizados. El primero en reaccionar fue Tony, que lo cargó. El pequeño se echó a llorar entre sus brazos.

—Bravo, Ojo de Halcón. Hiciste llorar a mi niño.

Tony parecía una mamá gallina a quien le molestaron la cría. —Todo estará bien, tesoro. Tranquilo. ¿Quieres helado? —le preguntó y Steve, dejando de llorar, asintió. —Qué buen niño.

—Parece que tú eres la mamá, Stark.

Avispa se echó a reír, lo mismo Hulk y Thor. Pantera simplemente jugaba con el niño. Resultaba agradable ver al rey de Wakanda en tan adorable acto.

Pero ¿podría regresar Steve a su forma adulta o se quedaría como un niño para siempre?