CAPÍTULO 21: Y LOS MUROS GRITAN PIEDAD.
La noche se cernía sobre ella, la engullía como si quisiera desaparecerla por completo del mundo. La soledad que invadía su corazón...Jo se acariciaba el pecho con premura. Lo que Elizabeth le había dicho, sus palabras seguían flotando en el aire, rodeándola de terror.
Oliver no sólo era un fantasma, Oliver era hermano de Jason Potter.
Apretó el camisón con sus dedos, sentía que la tela color pergamino la asfixiaba. Sentía que el aire de la casa era insuficiente.
Oliver. Oliver. Oliver.
Era en lo único que podía pensar.
Había corrido por los pasillos cuando Eli la había abandonado.
Jo sabía que los pensamientos eran más poderosos que las palabras.
Lo que Eli había dicho...
Lo que Eli le había revelado...
Oliver Potter.
Ahogó un gritito cuando sus pies apresurados se enredaron y colapsó en la escalinata. Con rapidez enroscó sus dedos alrededor de los barrotes y se sujetó antes de caer. Una caída desde aquella altura le rompería los huesos. Le rompería el alma.
Jo contuvo el aliento. Sentía que estaba colapsando.
Necesitaba aire.
Necesitaba a Oliver.
Pero no se sentía capaz de mirarlo a los ojos. Tenía que mantener aquel secreto oculto. Oculto de todos en aquella casa, oculto de Oliver.
Porque si aquello estaba relacionado con la muerte del joven...no solo se iría de su vida, sino que se iría de aquel plano terrenal.
La sola idea de no volver a escuchar la dulce y pausada voz de Oliver, de no volver a ver sus verdes ojos y el oro que encerraba dentro de ellos, de no volver a sentir sus oscuros mechones negros enredándose entre sus dedos...la sola idea de no residir junto a Oliver le impedía respirar.
Bajó a trompicones la escalinata, aferrándose a los barrotes de madera pulida. Las voces de los muros. Los susurros de los muertos la rodeaban en manada. Los escuchaba, desde todas direcciones. La golpeaban como un manojo de emociones, pero no estaba lista para detenerse.
Necesitaba aire.
Necesitaba salir de esa casa.
Mientras corría hacia el salón de baile se preguntó miles de veces cómo era que Oliver podía soportar aquello. Sentir la asfixia consumiendo su ser y no poder ser libre de gritar a los cuatro vientos.
Jo sentía sus mejillas cargadas de sangre, y sentía esta corriendo y palpitando entre sus venas y bajo su pálida piel iluminada fugazmente por la luna que se colaba entre los cortinajes.
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LOS MUERTOS NO CUENTAN CUENTOS ©
ParanormalEl amor entre vivos y muertos es meramente imposible, pues los muertos no cuentan cuentos, y los vivos no saben de amores. Jo y Oliver son almas inseparables. Pero siempre estará aquella barrera. Jo es de carne y hueso, Oliver es un fantasma que vag...