El amor entre vivos y muertos es meramente imposible, pues los muertos no cuentan cuentos, y los vivos no saben de amores.
Jo y Oliver son almas inseparables. Pero siempre estará aquella barrera. Jo es de carne y hueso, Oliver es un fantasma que vag...
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El único sonido de la ciudad era el lento gorjeo del ferri en las orillas del río y el traqueteo del carruaje sobre las baldosas de la calle en penumbra.
Minerva había traído a su cochero de confianza, dándole unas cuantas monedas a cambio de su silencio.
Jo sentía dentro de su estomago que algo sucedería, que estaba demasiado cerca de conocer la verdad por completo. Cuando miró a Minerva, con el rostro de la chica ladeado contra la ventana y los adormilados ojos surcados de estrellas, se sintió protegida. Sintió que su antigua enemistad con Minerva se extinguía en aquella noche plagada de estrellas, y no solo eso, sino que sabía con certeza que aquella joven la ayudaría a desenterrar un misterio que a ambas les concernía: a una por amor y a otra por justicia.
Jo no quería mencionar acerca de su curiosidad por Oliver, y se sintió completamente agradecida de que Minerva tampoco cuestionara sus acciones.
-Desenterrar un misterio desentierra otros tantos...¿lo sabías?
La voz de Minerva sacudió a Jo y esta despertó del sueño corto que no sabía había tomado. Sus ojos encontraron los de la joven y frunció la frente.
-¿Qué?
Minerva se encogió de hombros. Su moño estaba un poco desaliñado, con cabellos saliéndose de su atadura descuidada.
-Cuando abramos esa tumba, no solo descubriremos lo que sucedió con el niño. Posiblemente encontremos las razones, las razones que no dejan dormir a los Potter por las noches.
Jo pasó saliva con dificultad.
-¿Crees que sea peligroso?
Minerva la miró detenidamente.
-Más peligroso sería dejar andando a un par de posibles asesinos.
Cuando lo dijo, fue como si su sangre se congelara.
¿Asesinos?
¿Minerva pensaba que los Potter habían asesinado a Oliver?
Jo sintió que el aire le faltaba así que se lanzó contra la ventana y abrió el pesado cortinaje de terciopelo.
Minerva se acercó a ella y mientras Jo tosía e intentaba respirar, sintió los dedos de Minerva tomarla de la mano.
No de una extraña manera, era casi como si quisiera demostrarle que podía confiar en ella como si fuese una amiga.
Jo vio las estrellas un momento antes de regresar dentro del carruaje, con los ojos ardiendo por las lagrimas estrelladas contra el asfalto.
-¿Asesinos?-preguntó Jo, intentando controlar su respiración. Aquel tema no era un tema ligero...Oliver era su primer amor, sus sentimientos le pertenecían, al igual que su muerte.
