CAPÍTULO 41: ESPECTADOR NOCTURNO.

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CAPÍTULO 41: ESPECTADOR NOCTURNO.

CAPÍTULO 41: ESPECTADOR NOCTURNO

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La casa estaba helada. Más de lo habitual. Y es que en el aire se sentía esa ruptura de sentimientos, esa pelea entre Humphrey y Josephine seguía en el aire y envolvía a cada integrante de la casa con sus garras gélidas.

Humphrey había pasado las ultimas noches resguardada en la cocina, sin atreverse a salir y encontrarse con Jo. Sabia que había traspasado fronteras inimaginables con la joven, sabía que tenía que entenderla: que Jo estaba tan sola en el mundo como ella misma y Oliver era lo único que la mantenía sujeta al mundo.

Sin embargo, Humm no se haba animado a buscarla. Temía romperse en el llanto o, peor aún, que Jo no la disculpara y que su amistad muriera para siempre.

En cambio Jo había dejado de comer. Su madre llevaba días insistiéndole que comiera aunque fuera solo un poco. Elizabeth dejaba bandejas de comida caliente fuera de la puerta de la joven, y regresaba horas después solo para descubrir que Jo ni siquiera había salido por ella.

Las cosas en la casa habían cambiado, y tanto los señores Turner como Elizabeth querían descubrir lo que había sucedido, pues sospechaban sobre la pelea al ver el estado de las dos mujeres.

Las cosas fueron complicándose cuando Eli encontró un sobre blanco sobre la bandeja que Humphrey preparó para ella.

Elizabeth tomó la carta entre sus dedos y leyó el nombre del remitente y un mal presentimiento la invadió.

-¿Jason Potter?

A pesar del terror que caló sus huesos, estando frente a la puerta de los aposentos de su hermana, con bandejas de comida antigua apiladas sin cariño contra los muros del exterior, Elizabeth no sintió tristeza: se enfadó muchísimo.

¿Qué se creía Josephine? ¿Por qué la tenía de aquella manera, preocupada, mientras guardaba sus absurdos secretos?

Desde hacia semanas Elizabeth había estado un poco molesta con Jo, sentía en lo profundo de su corazón que su hermana ocultaba cosas, que hacía cosas a sus espaldas. Cosas que no estaban bien.

Invadida por la furia, abrió el sobre. No iba a permitir que Jo siguiera en ese estado de putrefacción y berrinche sin saber lo que estaba sucediendo.

Y mientras leía, se sintió traicionada.

"Querida Jo.

Han pasado días en los que no sé de ti, a veces siento que esto me consume, cada día en el que no escucho tu voz o siento tus labios...es una agonía para mi alma sensible.

Espero pueda verte pronto, no toleraría pensar que algo malo te sucedió.

Jason Potter"

-¿Alma sensible? ¿Qué mierda se cree ese imbécil?-Elizabeth sintió un hormigueo en todo el cuerpo. Estaba lista, estaba lista para encarar a su hermana y decirle todo lo que llevaba guardando semanas.

LOS MUERTOS NO CUENTAN CUENTOS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora