El amor entre vivos y muertos es meramente imposible, pues los muertos no cuentan cuentos, y los vivos no saben de amores.
Jo y Oliver son almas inseparables. Pero siempre estará aquella barrera. Jo es de carne y hueso, Oliver es un fantasma que vag...
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Su madre le tendió la invitación. Jo ni siquiera se sorprendió ante aquello. Era obvio que Lilian estuviese al tanto de todo cuanto sucedía con la familia Potter.
Era más que evidente que Lilian Turner estuviese enterada del baile de aniversario.
Jo apretó la mandíbula y tomó la invitación entre sus dedos.
Mala forma de comenzar su mañana. Aun ni siquiera terminaba de pasarse el desayuno cuando ya tenía a su madre montándole un drama sobre lo importante que era desposar a Jace y lo mal que resultaría todo si Jo se negaba.
-No entiendo tu apuro, madre, de desposar a Jace. Aun tengo dieciséis, según lo que recuerdo, tu entraste a sociedad al cumplir los dieciocho.
De pronto, el semblante de Lilian perdió todo brillo. Palideció, como si lo que Jo hubiese dicho hubiese tocado recuerdos innombrables en su mundo.
Pero se compuso en seguida.
-No será necesaria tu entrada en sociedad, Josephine. Desposarás a Jace, y eso está decidido.
-¿Y cuál es el maldito apuro?
-¡No me estés hablando así!
Jo bajó la mirada y trató de relajarse. No recordaba un solo momento de su vida en el que no hubiese odiado a su madre. Lilian nunca se había esforzado en amar a Jo como amaba a Eli. Nunca se había tomado la molestia de escuchar sus quejas y sus deseos. Para Lilian, era como si Jo no fuese más que un objeto que podía mover a su antojo.
Una pieza de ajedrez en un juego que Jo no entendía, queriendo ocultar un misterio del que Jo no tenía idea.
Pero yo sí.
-Lo siento-.susurró la joven, llevándose un trozo de tocino a los labios.
No recordaba un solo momento de su vida en donde hubiese engullido tranquila sus alimentos frente a su desagradable madre.
-Irás al baile.
-Nunca dije lo contrario.
-Me alegra-.Lilian sonrió con hipocresía y Jo contuvo sus ganas de gritar.
-Pero no iré sola, madre.
Lilian la miró sobre la gaceta semanal y frunció la frente.
-¿Quieres que te acompañemos?
Jo asintió. En verdad no quería tener que lidiar con su madre en casa de los Potter, pero aun así, tener a sus padres le permitiría escabullirse de vez en cuando para indagar más sobre Gilderoy y, ahora, sobre Oliver.
-Bien, le diré a tu padre que la noche estará ocupada.
Jo sonrió levemente. Pero no a su madre, a ella misma.